El río, el segundo más largo de la nación con 145 kilómetros, nace en Guaracabuya, en el municipio Placetas, Villa Clara, y se extiende al sur por tierras espirituanas hasta la presa Zaza, y de allí hasta la costa sur cerca de la comunidad de Tunas de Zaza.
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Según estudios del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) sus aguas influyen en el 13 por ciento del territorio villaclareño y el 87 en el espirituano, con una superficie total de dos mil 413 kilómetros cuadrados.
La cuenca encuentra en su trayecto unos 170 asentamientos urbanos y rurales, donde viven cerca de 265 mil personas.
Una significativa y variada actividad agropecuaria e industrial se desarrolla en toda el área donde están presentes importantes recursos acuícolas y pesqueros, así como valiosas riquezas naturales y diversidad biológica.
Para el arqueólogo Luis Olmo las riberas del segundo caudaloso más importante de Cuba y sus afluentes esperan por nuestras investigaciones para revelar a las nuevas generaciones importantes acontecimientos de la existencia de nuestros antepasados.
El presidente del Grupo Arqueológico Samá puso de ejemplo los estudios de terrenos realizados por décadas para localizar el asentamiento original de la cuarta villa cubana por nombre Espíritu Santo en la zona de Pueblo Viejo cerca del río Tuinucú, afluente del Zaza.
Esto valió, precisa, para certificar que Sancti Spíritus es la única villa fundada por los españoles en el siglo XVI con la ubicación exacta de su origen, donde el padre Bartolomé de las Casas, en la misa de la Pascua de Pentecostés el 4 de junio de 1514 en el Sermón del Arrepentimiento condenó a los españoles por los maltratos a los indios.
En épocas de seca, cuando merma el caudal y los lagos ven reducidos sus embalses, es el momento ideal para explorar la riqueza más codiciada de quienes husmeamos las entrañas de la tierra, apuntó.
Recuerda como un tortero o volante de barro -empleado por los indios para el hilado- distintivo del siglo XVI, fue el detonante para extraer de zonas aradas y bosques un ajuar que permitió certificar la existencia del primer poblado de Sancti Spíritus.
En la presa Zaza, cuando las aguas aplacan en el periodo seco, se han descubierto diversas localidades aborígenes y coloniales, cuya existencia se ubica entre los siglos XVI y XIX, que contribuyen a los testimonios orales de la existencia de localidades y zonas pobladas hasta ahora no registradas, aclaró Olmo.
Como resumen insistió en que unidos a los especialistas del Citma, de Recursos Hidráulicos y de centros universitarios los arqueólogos identificamos patrones que permiten comprender cómo y porqué han evolucionado las sociedades, desde la llegada de indígenas y en qué periodo históricos tuvieron lugar.
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