Investigadores de la Universidad de Colonia, Alemania, citados por la revista Nature Aging, aseguran que la esperanza de vida aumenta significativamente cuando se reduce la temperatura corporal.
Los expertos utilizaron un organismo modelo no vertebrado, el nematodo conocido como Caenorhabditis elegans y células humanas cultivadas.
Ambos portaban los genes de dos enfermedades neurodegenerativas que suelen aparecer en la vejez, como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y la enfermedad de Huntington.
Estas se caracterizan por la acumulación de depósitos proteicos nocivos y perjudiciales, los llamados agregados proteicos patológicos.
Al ser sometido al frío se eliminaron los cúmulos de proteínas, evitando así la agregación proteica que es patológica tanto en la ELA como en la enfermedad de Huntington.
Los científicos exploraron “el impacto del frío en la actividad de los proteasomas, un mecanismo celular que elimina las proteínas dañadas de las células, y observaron que existía un activador del proteasoma que mitigaba los problemas del envejecimiento en ambas muestras”.
Estos resultados muestran que las bajas temperaturas moderadas conservan su influencia en la regulación del proteasoma, con implicaciones terapéuticas para el envejecimiento y las enfermedades asociadas a él, enfatizaron los expertos.
El envejecimiento es uno de los principales factores de riesgo de varias enfermedades neurodegenerativas asociadas a la agregación de proteínas, como el Alzheimer, el Parkinson, la enfermedad de Huntington y la ELA.
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