La llegada del funcionario solo fue desvelada una vez en tierra a través de un post del canciller somalí, Abshir Omar Huruse, a través de la red Twitter en el cual no se menciona la duración de su estancia ni el programa, aunque se da por sentado que se entrevistará con el presidente Hassan Sheikh Mohamoud.
Somalia parece ser el escenario de la presencia de tres de los cuatro jinetes del Apocalipsis: el hambre, la muerte y la guerra debido a una sequía de varios años, la consiguiente amenaza de hambruna y la guerra entre el gobierno y el movimiento islamista Al Shabab.
La actual sequía sigue a cinco años de brutales aguaceros causantes de inundaciones y destrucción de cultivos los cuales convirtieron en desplazados internos a más de 100 mil personas.
La exhortación de la ONU a crear un fondo de dos mil 600 millones de dólares para paliar los sufrimientos de los somalíes está desmedrada ya que hasta el presente solo cuenta con el 13 por ciento de la suma, según datos del organismo planetario.
Además de este cuadro dantesco por las adversidades climáticas, prosiguen los frecuentes ataques y atentados de Al Shabab a pesar de la promesa del presidente Sheikh Mohamoud durante su juramentación de desarraigarlo de su país.
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