Si bien en el mundo diversos medios se hacen eco de su caso y su estado de salud, en esta nación suramericana obvian el asunto.
«Parecería que los resetearon y olvidaron la vergonzosa entrega y puesta en riesgo de su vida», comentó en Twitter la comunicadora Kuky Rojas.
Assange, pendiente de extradición a Estados Unidos, enfrenta 18 delitos de espionaje e intrusión informática y permanece desde el 11 de abril de 2019 en la cárcel de máxima seguridad de Belmarsh, al sudeste de Londres, desde que Ecuador retirara su asilo político.
Para el exvicecanciller ecuatoriano Fernando Yépez, hoy se cumple el cuarto aniversario de la “perversa entrega” del periodista australiano a sus “verdugos” en lo que constituye “uno de los episodios más vergonzosos de nuestra historia diplomática”.
Ecuador concedió el asilo al líder de Wikileaks en 2012 durante el gobierno de Rafael Correa, que consideraba en peligro la vida del periodista si era deportado a territorio estadounidense.
Correa catalogó como “traidores a la Patria” a quienes entregaron a Assange a las autoridades británicas en 2019 y en particular mencionó al entonces gobernante ecuatoriano Lenín Moreno; a José Valencia, que estaba al frente de la cancillería, y a otros funcionarios.
Además, el exmandatario aseguró que rompieron abiertamente el artículo 41 de la Constitución, el cual se refiere al asilo y afirma que el Estado respetará y garantizará el principio de no devolución, además de la asistencia humanitaria y jurídica de emergencia.
Actualmente, el comunicador es acusado en Estados Unidos por supuesta conspiración tras publicar en WikiLeaks más de 100 mil documentos confidenciales, generados entre 1966 y 2010, y que fueron filtrados por funcionarios estadounidenses.
Washington pide para él 178 años de prisión, mientras en el mundo reclaman su libertad y consideran su caso como una de las mayores amenazas a la libertad de prensa de los últimos tiempos.
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