El mandatario del gigante suramericano consideró esa decisión un hito en la acción conjunta de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (Brics) pues por su tamaño, peso de sus economías e influencia, no podían permanecer ajenos a los problemas internacionales.
“Por primera vez se establece un banco de desarrollo de alcance mundial sin la participación de los países desarrollados (…) libre de las cadenas de las condicionamientos impuestas por las instituciones tradicionales a las economías emergentes”, indicó.
Lula destacó que dicha entidad brinda la posibilidad de financiar proyectos en moneda local y cobra mayor relevancia en momentos en que el cambio climático, la pandemia de Covid-19 y los conflictos armados impactan negativamente a los más vulnerables.
Según detalló, en Brasil usan los fondos asignados para respaldar proyectos de infraestructura, atención a familias en desventaja, transporte sostenible, adaptación al cambio climático, saneamiento básico y energía renovable.
A su juicio, la institución representa mucho para quienes sueñan con un mundo nuevo, puede convertirse en el gran banco del Sur Global, ser un instrumento fuerte y beneficiar a los más necesitados.
En ese punto, Lula denunció el retroceso en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la acumulación de deudas impagables por parte de las naciones de menos ingresos.
“Es intolerable que, en un planeta que produce suficientes alimentos para satisfacer las necesidades de la humanidad, millones de hombres, mujeres y niños no tengan nada que comer. Es inaceptable que la codicia de una pequeña minoría ponga en peligro la supervivencia de la humanidad”, acotó.
Consideró injusto terminar el siglo XXI como se comenzó el XX, con ricos cada vez más ricos y pobres más pobres.
Por otro lado, saludó la elección de su compatriota Dilma Rousseff al frente del banco del Brics, y manifestó confianza en que contribuirá a renovarlo y ampliar la nómina, aparte de los socios originales y las incorporaciones de Bangladesh, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Uruguay.
Añadió que Brasil está listo para compartir sus experiencias, pues está “de vuelta en el escenario internacional, después de una ausencia inexplicable” de las «grandes decisiones mundiales».
Lula hizo estos planteamientos al pronunciar un discurso durante la toma de posesión de Rousseff como presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo, asentado en Shanghái.
Esa actividad abrió la agenda que cumplimentará como parte de su actual visita a China y en dicha municipalidad más tarde recorrerá un centro de innovación, investigación y desarrollo recién inaugurado por una empresa de Brasil.
Luego se trasladará a Beijing para sostener mañana conversaciones con el presidente chino, Xi Jinping, sobre cuestiones bilaterales y una propuesta de conformar un club de mediadores en el conflicto entre Rusia y Ucrania.
A Lula lo acompaña una amplia delegación de empresarios, pues el programa contempla la firma de una veintena de acuerdos en diferentes sectores y reuniones con hombres de negocio.
Igualmente, la prensa china habla de la posible incorporación de Brasil a la iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda, con lo cual sería el país número 22 de América Latina y El Caribe en dar ese paso.
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