Si eso es así, los pueblos de África, América Latina y Asia deben entender que se hace más necesario que nunca unir esfuerzos para frenar esta especie de Colonialismo 2.0, ahora armado de diferentes métodos para lograr sus objetivos.
Observadores denuncian métodos como el control de exportaciones tecnológicas, golpes de desestabilización a gobiernos renuentes a los dictados de Estados Unidos o la defensa de sus intereses nacionales en el mundo, sin pretextos creíbles.
EL INTENTO DE RETOMAR EL PASADO COLONIAL
Las potencias occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, parecen buscar la imposición de un especie de colonialismo 2.0, cuando en época del metaverso se pretende dirigir al mundo como en el siglo XVIII, cuando unos pocos arrebatan a otros los recursos sin dar explicaciones.
Así lo confesó recientemente la jefa del Comando Sur estadounidense, Laura Richardson, al referirse al control sobre los recursos del litio.
El segundo ejemplo lo serían recientes declaraciones de la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sobre los «derechos» que tendría la Unión Europea y otras potencias occidentales para garantizar el acceso a como dé lugar a recursos naturales en el orbe. La jefa del Comando Sur se refirió al triangulo de Argentina, Bolivia y Chile como una zona de litio de interés nacional para Estados Unidos, con el supuesto derecho a controlarlo.
Ambos funcionarios parecieron abandonar el adorno a declaraciones sobre la necesidad de proteger la democracia o de luchar contra el terrorismo, entre otras excusas de guardia, para hablar alto y claro sobre intereses reales, tal y como hacían en su tiempo las metrópolis.
LOS TRASPIES DEL HEGEMONISMO
Muchos analistas, incluidos los occidentales reconocen ahora que las más de 13 mil medidas punitivas unilaterales aplicadas contra Rusia como castigo por su operación militar en Ucrania, anunciada por el presidente Vladimir Putin en febrero de 2022, tuvieron limitado impacto.
A diferencia de lo deseado por Occidente, cuando sacó a varios bancos importantes rusos del sistema financiero Swift, la retirada de las empresas occidentales de Rusia, el boicot a la venta de hidrocarburos y otras medidas, las restricciones tuvieron un efecto bumerán.
Estados Unidos, aunque evitó el impacto directo del boicot a la compra de energéticos rusos, si debió lidiar con las consecuencias de una inflación sin precedentes, entre otros asuntos, por las dificultades afrontadas por el propio dólar en el mercado internacional.
La inflación obligó a la Reserva Federal a pasar de apenas cero por ciento de intereses, establecidos en tiempo de la pandemia para estimular la economía, a una subida abrupta de los intereses para frenarla.
Ello esta entre las causas mencionadas por expertos para referirse a la caída del Silicon Valley Bank y el Signature Bank, cuyos problemas se trasladaron al Credite Suisse y últimamente al Deutsche Bank.
De otro lado del Atlántico, con la subida de los energéticos, que se inició con los compromisos europeos de evitar el uso de carburantes y el posterior boicot al petróleo y gas rusos, Europa experimenta una inflación histórica, deterioro del nivel de vida y explosiones sociales.
Rusia, aunque solo en 2024 espera un crecimiento neto, presenta ahora un superávit de más de 160 mil millones de dólares, mientras las exportaciones llegan a 591 mil 500 millones de dólares, para pasar así del lugar once al décimo entre los exportadores mundiales.
De acuerdo con la Social Science Research Network, el mercado de activos estadounidenses, se encuentra ahora dos billones de dólares por debajo de su valor contable, para una caída promedio del 10 por ciento, que llega a 20 puntos en los bancos más afectados.
Al mismo tiempo, Arabia Saudita anunció la firma de un contrato con China para el suministro de petróleo a ese país, con pago en monedas nacionales.
Un artículo de The New York Times afirma que el pacto entre Beijing y Riad pone en riesgo el dominio del llamado petrodólar, por lo que desde ahora será más difícil imprimir la moneda verde sin límites.
El grupo Brics (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica), coordina desde hace varias reuniones la posibilidad de pasar cada vez más renglones de su intercambio comercial al pago en monedas nacionales, mientras que fomenta su propio Banco de Desarrollo de Inversiones.
LA VOZ APAGADA DEL COLONIALISMO
Europa alberga a antiguas metrópolis como Reino Unido, Francia, Portugal o España, por citas algunos, que en su tiempo controlaron grandes extensiones de tierra y ahora forman parte de una región que Estados Unidos insiste, sin anunciarlo, en retener como competidor.
Pero aún así, afloran declaraciones de Von der Leyen frente una sesión del Parlamento Europeo, en la que pareció ignorar fronteras nacionales para hablar de la necesidad para Occidente de acceder sin contratiempos a recursos naturales necesarios para desarrollar nuevas tecnologías.
Las afirmaciones de la comisaria aparecen cuando también afloran otras noticias negativas para Estados Unidos y las potencias europeas.
De acuerdo con el diario The Guardian, un estado como California reconoce que, desde 2019, Sacramento, su capital estadual, registró medio millón de personas bajo el nivel de pobreza.
Asimismo, en el Distrito de Columbia, en Washington, el número de campamentos de los sin techo llegó a 120, afirma The New York Times.
Las pretensiones en Occidente de volver a los dictados de colonialismo en el orbe, a todas luces chocan con una realidad más cercana a la multipolaridad y una amenaza real para el hegemonismo, sobre todo, el estadunidense, consideran expertos.
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