Fuentes hospitalarias confirmaron el colapso del sistema de salud en esta capital complicado por la falta de fluido eléctrico y de agua potable, imprescindibles para tratar a los heridos y el funcionamiento de las morgues.
Las estadísticas, avaladas por la Organización Mundial de la Salud, circularon en paralelo con un ominoso comunicado del Ejército según el cual no hay negociaciones porque el conflicto solo terminará con la derrota de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, en inglés) del general Mohamed Hamdan Dagalo.
Antes aún, las RSF emitieron una declaración en la cual aseguran a su rival, el general Abdel Fattah al Burhan, presidente del Consejo Soberano de Transición (CST) conocer dónde se esconde.
El CST es el nombre adoptado por la junta militar que gobierna Sudán de la cual Hamdan Dagalo era vicepresidente hasta rebelión de hace una semana.
Aunque portavoces del Ejército determinaron un descenso en la intensidad de los combates en esta capital, escenario principal de la contienda, aún se escuchan estampidos de artillería y las explosiones de las bombas de la aviación, además de un nutrido fuego de fusilería y ametralladoras.
Al Burhan tiene la lealtad del Ejército y la aviación; los RSF, duchos en guerra irregular, poseen más movilidad, ametralladoras pesadas montadas en vehículos y buscan refugio en áreas residenciales para escudarse de los ataques con armas pesadas y de los cazabombarderos.
Así, las puertas siguen abiertas a la continuación del conflicto detrás del cual se mueven fuerzas regionales e internacionales conocedoras de la importancia de la ubicación geográfica de Sudán y de sus importantes yacimientos de oro, fuentes de la fortuna de Hamdan Gagalo.
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