Mientras la Asamblea General espera reunirse para analizar el veto de Estados Unidos a otro proyecto de resolución que buscaba detener de inmediato las hostilidades, los líderes de 19 agencias de las Naciones Unidas y organizaciones asociadas expresaron su frustración por el contexto actual.
Un comunicado divulgado por el Comité Permanente entre Agencias advirtió sobre la proliferación de enfermedades y la proximidad de la hambruna mientras el agua escasea y la infraestructura básica ha sido diezmada.
«La producción de alimentos se ha detenido. Los hospitales se han convertido en campos de batalla. Un millón de niños enfrentan traumas diarios», dijo el texto.
El jueves, el secretario general de Médicos Sin Fronteras (MSF), Christopher Lockyear, calificó la ofensiva de Israel como un conflicto contra la población entera del enclave, un castigo colectivo sin reglas: una guerra a cualquier costo.
Al informar al Consejo de Seguridad sobre la labor humanitaria de esa organización, Lockyear insistió en la necesidad de «un alto el fuego sostenido, no un período temporal de calma», en rechazo a la propuesta planteada por la representación de Estados Unidos y próxima a debatir.
Los habitantes de Gaza necesitan un alto el fuego no cuando sea factible, sino ahora. Todo lo que no llegue a esto es una negligencia grave, aseguró.
Por su parte, el coordinador especial de la ONU para la paz en Medio Oriente, Tor Wennesland, lamentó la falta de un horizonte político para la región mientras se deterioran las condiciones humanitarias en la Franja.
La capacidad de la ONU para llevar asistencia depende de los movimientos humanitarios coordinados, la eliminación efectiva de conflictos con las partes y las aprobaciones israelíes para equipos de comunicaciones esenciales y vehículos blindados, alertó el enviado.
“Mantener a Gaza en una situación de goteo no sólo priva a una población desesperada de apoyo vital, sino que genera un caos mayor que impide aún más la prestación humanitaria”, añadió.
El contexto resulta especialmente complejo por el deterioro de las operaciones del principal actor humanitario sobre el terreno: la Agencia de la ONU para Refugiados Palestinos (Unrwa).
Una carta enviada por su comisionado general, Philippe Lazzarini, al presidente de la Asamblea General, Dennis Francis, confirmó que el ente ha llegado a un punto de ruptura debido a los llamados israelíes para su abolición y la consiguiente congelación de fondos “cuando más se necesita”.
La capacidad de la agencia para cumplir su mandato «está ahora seriamente amenazada» mientras que en poco más de cuatro meses, en Gaza se reportaron “más niños, más periodistas, más personal médico y más personal de la ONU asesinados que en cualquier otro lugar del mundo durante un conflicto», enfatizó el texto.
Lazzarini pidió al foro apoyo político para evitar que la Unrwa sea barrida de una vez, una decisión fundamental frente a la parálisis del Consejo de Seguridad para reclamar el cese al fuego.
El alto comisionado instó a la Asamblea a brindar el apoyo político necesario para sostener la Agencia o a crear un camino para “una transición inmediata hacia una solución política largamente esperada que pueda traer paz a palestinos e israelíes”.
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