Las imágenes de Jartum, hacen parecer un paseo los novenos círculos del Infierno descritos por el italiano Dante Alighieri en la primera parte de su Divina comedia, pues una vez más, la realidad supera la ficción y tras seis días de enfrentamientos entre el Ejército y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF por sus siglas en inglés), el caos y el descontrol se apoderan del país.
Cifras sin confirmar, anuncian más de 270 muertos, pero la mayoría de los observadores y autoridades de salud aseguran que las estadísticas de fallecidos y heridos es mucho mayor y supera ampliamente el millar.
Testigos contaron a las agencias y medios de prensa que miles de personas intentan huir para escapar del fuego cruzado, mientras diplomáticos, voluntarios y trabajadores humanitarios son víctimas de saqueos, ataques y violencia sexual, según denuncias de Naciones Unidas.
Varios países articulan la evacuación para su personal, pero la inestabilidad y la incertidumbre sobre una posible vía de salida obstaculizan esos planes, de acuerdo con reportes de prensa que citan fuentes diplomáticas.
Fuertes explosiones e intensos tiroteos se escucharon en Jartum, refieren los pobladores y las imágenes satelitales muestran oscuras columnas de humo saliendo de los edificios alrededor del cuartel del ejército, situado en el centro de esta ciudad.
Los civiles que permanecen en sus casas están cada vez más desesperados ante la escasez de alimentos, los apagones y la falta de agua potable, algunos se aventuran a salir en busca de suministros cuando baja la intensidad de los combates, en medio de la desesperanza por la ruptura de una frágil tregua que apenas duró unas pocas horas, expresaron a la prensa.
Los habitantes de la metrópoli aseguran que los paramilitares recorren la ciudad en vehículos con armas pesadas, mientras los aviones de combate del ejército sobrevuelan y disparan sin medir las consecuencias.
A seis días de los enfrentamientos liderados por el presidente del Consejo Soberano de Transición (CST), general Abdel Fattah al Burhan, y su «hombre fuerte» Mohamed Hamdan Dagalo (Hemedti) jefe de las RSF, no se avizora una solución, ni se sabe quién controla el país.
Ambos protagonizaron un golpe de Estado en 2019 contra el presidente Omar Al-Bashir y en octubre de 2021, otro contra el gobierno civil y pusieron fin a una transición apoyada por la comunidad internacional.
Las contradicciones llegaron al paroxismo el sábado pasado pues los dos militares se oponen a los planes de integrar las RSF al ejército regular, condición clave del acuerdo final para retomar la transición democrática en esta nación africana.
Analistas aseguran que las fuerzas contendientes están atrapadas en un punto muerto político y militarmente, pues carecen del respaldo para gobernar solas.
Mientras, la población civil sufre las consecuencias y el ya deteriorado país se hunde hacia el enorme valle cónico del infierno (como en la famosa obra del florentino) del cual será muy difícil salir.
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