En su comunicado, el ente de exteriores constató el creciente número de violaciones del armisticio, incidentes que se saldan con víctimas en ambos lados periódicamente y una peligrosa subida de tono en la retórica, agresiva y acusatoria, que se escucha en el espacio público de Armenia y Azerbaiyán.
«Destacamos en particular la inadmisibilidad de medidas unilaterales ‒ya sea una modificación no acordada del régimen de operaciones del corredor de Lachín o los intentos de usarlo con fines diferentes a la agenda de paz‒, declaró el ente diplomático ruso.
El domingo, guardias de fronteras azerbaiyanos instalaron un puesto de control en el comienzo de la carretera entre Lachín y Jankendi.
Bakú alegó que esa medida busca evitar el traslado de efectivos y material bélico a «grupos armados ilegales de Armenia en el territorio de Azerbaiyán», y que los armenios habían instalado su propio puesto de control un día antes en la salida a esa carretera, en la frontera con Azerbaiyán.
Ereván protestó, acusando a Bakú de aplicar una política de limpieza étnica en Nagorni Karabaj, instó a levantar el «bloqueo ilegítimo» y garantizar la retirada de las tropas azerbayanas desde la zona de seguridad en el corredor de Lachín.
Rusia urgió a las partes a «volver de inmediato a los acuerdos existentes», evitar sufrimientos a los civiles y dejar de crear obstáculos para su vida cotidiana.
Muchos de los problemas actuales, según Moscú, son resultado de que las negociaciones entre Bakú y Ereván llevan varios meses atascadas.
«Confiamos en que Bakú y Ereván tengan la voluntad política para superar esa dinámica negativa lo antes posible», manifestó la Cancillería rusa.
El portavoz de la Presidencia rusa, Dimitri Peskov, reafirmó la adhesión de Moscú a su papel de mediador entre las partes en conflicto.
«Rusia mantiene sus esfuerzos de mediación, principalmente para asegurar que se cumplan todas las cláusulas de los acuerdos a tres bandas (…) Y seguirá trabajando en este sentido con Ereván y Bakú», dijo Peskov.
El representante del Kremlin admitió que «la situación no es fácil». «Requiere de un esfuerzo adicional y, lo que es fundamental, de que ambos países (Armenia y Azerbaiyán) entiendan que esos acuerdos no tienen alternativa», apuntó.
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