De acuerdo con el Palacio del Elíseo, el mandatario seguirá la tradición de la presencia del jefe de Estado en el duelo decisivo del centenario torneo, que cumple su edición 106.
La Copa de Francia es un evento deportivo, familiar y festivo al que los presidentes de la República siempre han asistido, y este año así será, subrayó en una declaración con amplia repercusión en la prensa, dado el peculiar contexto que vive el país tras la promulgación de la reforma de retiro, rechazada por medidas como la extensión de 62 a 64 años de la edad legal de jubilación.
Según anuncios y trascendidos, los gremios distribuirán miles de tarjetas rojas, las que aficionados mostrarían a Macron en el minuto 49 con tres segundos del choque, en el cual el campeón defensor del certamen, Nantes, buscará retener la corona contra un rival inesperado, el Toulouse.
La reforma de la jubilación fue adoptada por el Gobierno sin el voto de la Asamblea Nacional, al amparo del polémico artículo 49.3 de la Constitución, lo que explica el momento del juego eventualmente escogido para mostrar el descontento.
También circulan rumores de que tratarán de interrumpir la electricidad en el estadio, por lo que diversas fuentes aseguran que el desplazamiento del presidente estará acompañado por grupos electrógenos.
Despejadas las dudas de si Macron acudirá o no al partido, resta por saber si descenderá al terreno, como es tradición en la final de la Copa de Francia, para saludar a los futbolistas.
El presidente hará lo que él decida, afirmó el ministro del Interior, Gérald Darmanin.
Para el desafiante escenario, el Gobierno prevé desplegar unos tres mil policías y gendarmes en la instalación y sus alrededores, una cifra superior a la movilizada para el duelo decisivo de la Liga de Campeones del año pasado entre el Real Madrid y el Liverpool, acogido por el Stade de France el 28 de mayo.
Los cacerolazos, apagones y otras protestas organizados por los sindicatos en los últimos días durante visitas de Macron y ministros a diversas localidades del país confirman la seriedad con la que las autoridades se toman los llamados a rechazar la presencia mañana del mandatario en el partido.
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