Es notorio el despliegue de uniformados con armas de combate en las calles como parte del empeño en eliminar las acciones de las bandas, que llevaron al país a ser considerado uno de los más violentos del mundo.
Sin embargo, pocos se preguntan que esa presencia da una imagen de represión e intimidación de la población, visto en los cercos de poblaciones para “eliminar” a las pandillas, dijeron a Prensa Latina salvadoreños que pidieron el anonimato.
La historia se remonta a julio de 2021, quizás antes, cuando el presidente Nayib Bukele anunció que duplicaría el número de efectivos de la FAES de 20 mil a 40 mil en un periodo de cinco años. Bukele y su gobierno no fueron tan claros acerca de la estrategia del Plan de Control Territorial, que al menos en este aumento de la fuerza militar se está enfocando en cantidad represiva.
Es una fuerza militar en apoyo a la policía que también podría recibir refuerzo en equipos y armamento a corto y a mediano plazos, según indicó en esa época el sitio digital infodefensa.com, una situación que se puede tocar con las manos y el gobierno no lo oculta.
En el último año fueron frecuentes los anuncios del alto mando encabezado por el ministro de Defensa, Francis Merino, que destacaron en medios de prensa la entrega de sofisticado armamento a los soldados, cascos protectores, fusiles de asalto de última generación, chalecos antibalas y otros equipos.
El soldado de a pie, la infantería, está preparado para el enfrentamiento a las pandillas en todos los escenarios, y según algunos, un poco más que eso, pues por su armamento y preparación es una de las fuerzas de la región más capacitada para enfrentar cualquier apresto antigubernamental, según valoran expertos.
A ese equipamiento obtenido con presupuestos aprobados por el gobierno para esos fines y pese a críticas sobre lo que se resta en fondos que podrían ser usados para inversiones sociales, se sumaron nuevos equipamientos en los últimos meses, desde aviones hasta modernos y sofisticados vehículos para la represión.
En diciembre pasado el ministro de la Defensa entregó a la Fuerza Aérea Salvadoreña dos aviones Cirrus GTS SR22T, los cuales servirán para el entrenamiento de pilotos, tareas de búsqueda y rescate, reconocimiento y combate al narcotráfico.
La víspera el titular hizo entrega de 15 camiones presuntamente para combatir pandillas y atender emergencias. La entrega forma parte de lo anunciado por Bukele en 2021 para la modernización de la institución, la cual ya cuenta con más de 50 vehículos en los que se invirtió más de dos millones de dólares.
A eso se agregan otros medios como 15 vehículos tácticos modelo MRZR D4, marca Polaris y con capacidad «todo terreno» para desplazarse en áreas de difícil acceso.
El ministro señaló que la adquisición de estos vehículos forma parte de la fase III del plan Control Territorial, llamada modernización.
El Banco Centroamericano de Integración Económica en octubre de 2019 aprobó 109 millones de dólares para financiar esta referida fase, que tiene como fin «modernizar las instituciones de seguridad ciudadana». Sin embargo, no son pocos los que se preguntan hoy a qué se debe tanta inversión gubernamental en medios, que presuntamente son para seguridad, pero que, dicen, pudieran ser usados en la represión de los inconformes por el rumbo “autoritario” que toma el país.
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