Sobre todo los canales de televisión mostraron la partida de los venezolanos desde Tacna, anoche, y sus declaraciones de satisfacción por el retorno, al abordar los autobuses que los trasladaron a la cercana ciudad chilena de Arica, de donde partirán a Caracas mañana de madrugada.
“Eso es lo que queríamos, volver”, dijo uno de ellos, mientras sus compatriotas que permanecían en el borde de la frontera, sin poder ingresar a Perú por problemas de documentación y que dejaban Chile, presionados por el endurecimiento migratorio del vecino país.
En el lado chileno del límite bilateral, por otra parte, según los reportajes televisivos, la gran mayoría -salvo un pequeño grupo que alega razones políticas para negarse a volver a su país- fueron trasladados a Arica para aguardar allí en albergues su ansiado retorno a la patria.
En el improvisado e insalubre campamento instalado hace más de dos semanas en la frontera, quedaron además colombianos y haitianos indocumentados que quieren cruzar el territorio peruano hasta Ecuador para seguir su peregrinar, los primeros hacia su país, y los segundos hacia México.
La crisis migratoria estalló en Santiago de Chile con drásticas medidas represivas y la directiva del Ministerio Público de someter a prisión preventiva a extranjeros indocumentados imputados de alguna infracción legal, en el clima de alarma creado por el asesinato de un policía por un delincuente.
Tal situación dio lugar a la marcha hacia Perú, que a su vez envió tropas a sus fronteras para evitar ingresos clandestinos de migrantes, a tiempo de anunciar una moratoria de multas para los indocumentados y un plazo de seis meses para que tramiten su permanencia legal en el país.
La crisis migratoria registró roces diplomáticos entre Perú y Chile la semana, pues Lima presentó una protesta por la revelación periodística de que policías chilenos orientaban por las noches a los migrantes sobre las rutas para entrar furtivamente a suelo peruano.
A su vez, Chile protestó ante el embajador de Perú, Jaime Pomareda, por una declaración ofensiva del alcalde de Tacna contra el presidente chileno, Gabriel Boric.
Los incidentes no impidieron sin embargo las conversaciones entre ambos países en busca de una solución a la crisis, la que comenzó a llegar con la decisión venezolana de repatriar a sus ciudadanos por vía aérea.
El diario Uno comentó que Venezuela salió airosa de la crisis con esa decisión, la cual, agrega, no solo asistió a sus ciudadanos en problemas, sino que “cerró la boca a los opinólogos que acusaban a su Gobierno de negarse a ayudar a la solución de la crisis”.
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