La iniciativa, financiada por el Fondo de Biodiversidad del Caribe a través de su mecanismo de adaptación basado en ecosistemas, está enfocada en restaurar las poblaciones de corales cuerno de alce y cuerno de ciervo, que son de importancia crítica para la ecología de los arrecifes del área.
Antes de la década de 1950 esas especies eran extremadamente abundantes, pero en la actualidad son muy difíciles de encontrar, explicó Owen Day, director ejecutivo de la organización sin fines de lucro CLEAR Caribben, que trabaja en el proyecto junto a los grupos Richmond Vale Academy, Sustainable Grenadines y We Are Mayreau.
En declaraciones al portal digital Loop News, Day añadió que la disminución inicial los corales, organismos, increíblemente importantes para los peces, las langostas y los invertebrados, pudo deberse al uso de pesticidas en la industria bananera.
Luego, en la década de 1980, hubo otra gran caída en la población de cuerno de alce y cuerno de ciervo debido a la devastadora enfermedad de la banda blanca, que pudo haber llegado a la región a través del Canal de Panamá en el agua de lastre de los barcos, apuntó.
Según el directivo de CLEAR Caribbean, a ello se unió el impacto de otras enfermedades y de los huracanes, lo cual condujo a que muriera más del 95 por ciento de esas dos especies.
El objetivo del proyecto actual es encontrar sobrevivientes resistentes, cultivar sus fragmentos en viveros submarinos, propagar esos pedazos en grandes cantidades y luego volver a plantarlos en el arrecife.
Desde el inicio del programa hace 14 meses, CLEAR Caribbean ya plantó más de 10 mil corales, y el propósito, de acuerdo con Day, no es solo llegar a tener hasta cientos de miles, sino también asegurarse de que se reproduzcan sexualmente.
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