Por Raixa Llauger * y Jaime Cárdenas *
Colaboradores de Prensa Latina
De igual manera la iniciativa promueve acciones para proteger la biodiversidad y el medio ambiente, e impulsar el desarrollo económico.
La sanidad vegetal es clave para el desarrollo de la agricultura, a fin de cubrir la alimentación de una creciente población mundial para el año 2050, cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y conseguir que los sistemas agroalimentarios sean más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles.
Tanto la salud humana como la del planeta dependen de las plantas, por ser fuente del oxígeno, además de ser proveedoras de gran parte de los alimentos, fibras para confeccionar ropa y de una variedad de materiales para la bioingeniería y la construcción.
Cada año se pierde hasta 40 por ciento de los cultivos por las plagas, las cuales afectan la seguridad alimentaria y la agricultura, que es la principal fuente de ingresos para comunidades rurales vulnerables.
El cambio climático y factores antrópicos también impactan la sanidad vegetal por la alteración de ecosistemas y los daños a la biodiversidad, lo que favorece nuevos nichos para que las plagas aumenten su prevalencia.
Los viajes y el comercio internacional, que se ha triplicado en volumen de 2013 a 2023, hacen que las plagas sean inéditas en algunos lugares.
VIGILANCIA Y ANÁLISIS DE RIESGO
Muchas son las líneas prioritarias en el avance de las estrategias para fortalecer la Sanidad Vegetal, por ejemplo, el análisis de riesgo de plagas (ARP) que se debe articular nacional, regional e internacionalmente e incluir los nuevos escenarios climáticos en su evaluación.
Por otro lado, la vigilancia epidemiológica constituye una herramienta importante para detectar la introducción de plagas o controlar su dispersión. Es necesario fortalecer una visión regional de sanidad vegetal, lo cual requiere esfuerzos conjuntos y coordinación entre países y regiones.
Esto implica una mayor armonización de medidas sanitarias vinculantes, el reconocimiento de sistemas equivalentes, el establecimiento de sistemas de trazabilidad confiables, la integración intersectorial y el reforzamiento de las instituciones involucradas en estas áreas, así como trabajar de forma coordinada y transparente a través de la articulación de todos los sectores involucrados, tanto públicos como privados.
El panorama mundial se muestra complejo a causa de las secuelas de la pandemia por Covid-19, la actual crisis económica global, las guerras y conflictos internos y una muy inestable oferta climática.
En respuesta, la FAO contribuye hacia el avance en el análisis de riesgo de plagas mediante el fortalecimiento de las capacidades técnicas e institucionales de los países para mejorar la sanidad vegetal.
Asimismo, brinda asistencia en el desarrollo de sistemas de información y mecanismos de coordinación sanitaria entre países para reducir los riesgos asociados con las plagas y enfermedades transfronterizas.
También proporciona orientación sobre políticas para mejorar la sanidad vegetal, hacer que los cultivos sean cada vez más sostenibles de una manera económica, social y amigable con el ambiente; asimismo apoya a los países para prepararlos de manera efectiva para detectar, evaluar y responder a plagas emergentes, y proporciona la coordinación internacional y regional para ayudar a los miembros a mitigar el riesgo fitosanitario.
GESTIÓN DE PLAGAS
Dentro de los desafíos en el manejo de las plagas se encuentra la marchitez de las musáceas, causada por el hongo Fusarium oxysporum f.sp. cubense raza 4 tropical, una de las plagas más devastadoras del banano y otras musáceas.
En América Latina se han realizado declaraciones por la presencia de FocR4T en Colombia (agosto 2019,), Perú (abril 2021), y recientemente Venezuela (enero 2023).
Con ese motivo, en la XVII reunión de la Comisión de Medidas Fitosanitarias, el Grupo Latinoamericano y del Caribe (Grulac), informó a las Organizaciones Nacionales de Protección Fitosanitaria (ONPF), a la cadena de producción y comercialización de banano y plátano, a la comunidad científica y académica y a todos los consumidores del mundo, del impacto de esta plaga, llamándola la más destructiva de las musáceas.
Grulac indicó que esta forma especial del hongo impactará miles de comunidades que utilizan plátano y banano en su alimentación ya que es parte de la dieta de millones de habitantes, también a los sectores de exportación y a los consumidores ya que faltarán frutos de banano y sus costos se reflejarán en los mercados. Por ende, solicitó, como ya se había hecho en 2019 en el denominado Encuentro de Quito, que se llame la atención de los gobiernos y del sector privado, en varios puntos que requieren atención prioritaria para dar respuesta a cientos de miles de familias que tienen en los plátanos y bananos su medio de vida.
Ante tal situación, la FAO alentó una vez más a continuar en el fortalecimiento de la institucionalidad encargada de la gestión de plagas, la corresponsabilidad del sector privado, la articulación público-privada y el involucramiento de la sociedad en su conjunto.
Es esencial proteger la salud de las plantas fomentando prácticas respetuosas con el medio ambiente.
Conseguir plantas sanas ayuda a poner fin al hambre, reducir la pobreza, proteger el medio ambiente y potenciar el desarrollo económico.
* Los autores son colaboradores de Prensa Latina, oficial de agricultura de FAO y Jaime Cárdenas, especialista en sanidad vegetal, respectivamente.
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