Las autoridades sanitarias del condado septentrional de Marsabi (norte) urgieron a las autoridades a adoptar con carácter urgente medidas de excepción para detener el brote de la dolencia hasta el presente desconocida aunque en un principio se creyó era un brote de malaria.
Los muertos fueron identificados por el responsable sanitario del condado, Moses Galoro, como seis adultos y tres menores de entre uno y tres años.
Fuertes dolores de cabeza, ojos amarillos y otros síntomas similares a los de la influenza identifican la enfermedad que, según los especialistas tiene similitudes con la leishmaniosis visceral, una enfermedad infecciosa producida por un protozoo parásito del género Leishmania.
También conocida como kala-azar, puede afectar a humanos y especies animales, en particular los perros, y provoca una causa importante de mortalidad mundial de entre 200 mil y 400 mil casos en humanos cada año.
Sin embargo, la pistola humeante apunta a una especie de mosquito cuyas características principales son la resistencia a algunos insecticida y la ninfomanía de sus hembras, productoras de enjambres de descendientes en plazos cortos.
Sin embargo, la realidad tiende a superar a la ficción y es el caso de un nuevo villano, el súpermosquito, un insecto evolucionado que ahora mismo es el primer sospechoso de provocar un vasto brote de malaria en la ciudad de Dire Dawa, Etiopía que, amenaza extenderse en África y al resto de planeta.
El nuevo malo a derrotar, cuyo coto de caza son las ciudades, tiene su nombre científico: Anopheles stephensi, vive en la India y otros países asiáticos, plantó reales desde 2012 en estados ribereños del golfo Pérsico, y como era de esperar posee una media naranja, una hembra de apetito voraz, según los científicos.
Esas mismas fuentes culpan al insecto además de los episodios de contagio de malaria detectados en Sudán, Somalia, Yemen y Nigeria, países entre los cuales en algunos casos hay grandes distancias geográficas, prueba tangible de la capacidad de transportarse.
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