Recordó el periódico que el escenario semeja el de hace 12 años, cuando un presidente demócrata (Barack Obama) enfrentó una Cámara de Representantes republicana en una pelea que duró meses, puso al país al borde del impago y provocó la primera rebaja de la calificación crediticia en la historia nacional.
El presidente Joe Biden y el de la Cámara Baja, Kevin McCarthy (republicano de California), luchan por encontrar un terreno común en la propuesta para aumentar el límite de endeudamiento del gobierno.
Sin embargo, están operando en un entorno mucho más difícil que el que enfrentaron los principales negociadores hace más de una década, a juicio de legisladores, economistas y observadores políticos de todas las tendencias.
Coinciden en que existe una fuerte polarización a nivel de país, y los representantes de los dos principales partidos, Demócrata (azul) y Republicano (rojo), han sido más inflexibles.
«Nunca he visto nada igual, así que éste podría ser uno de los mayores errores políticos de la historia de la república», expresó el demócrata Emanuel Cleaver, representante por Misuri, citado por el medio de prensa.
Mientras que Thomas Kahn, quien fue asesor principal de los azules en la Comisión de Presupuestos de ese órgano del legislativo incluso durante la batalla de 2011, argumentó tres razones para que se enciendan las alarmas.
En primer lugar –apuntó-, los republicanos se desplazaron más hacia la derecha en la última década, y los recortes que exigen son mucho más pronunciados que los de 2011.
En segundo lugar, los conservadores de la Cámara de Representantes, impulsados por el expresidente Donald Trump, parecen más dispuestos a aceptar el impago, señaló.
Y tercero, la delicada posición de McCarthy al frente de una mayoría minúscula, ajustada, le ha convertido en un presidente más débil que los del pasado, enfatizó.
Alertó, además, que el actual presidente del hemiciclo “hizo muchas promesas para obtener el mazo” y ahora depende de algunos de los republicanos de línea dura para mantenerse en el poder.
«Por todas esas razones, creo que la situación es mucho más grave que en 2011″ y, por lo tanto, “las posibilidades de impago son mucho mayores», recalcó.
Pero no solo los republicanos endurecieron sus tácticas este año, ya que el propio Biden, a diferencia de Obama en 2011, dijo que no está dispuesto a negociar recortes del gasto como parte de la propuesta para elevar el techo de la deuda.
Philip Wallach, investigador principal del American Enterprise Institute, de tendencia conservadora, opinó que la posición de Biden es insostenible dado el control de los republicanos en la Cámara de Representantes.
La saga de 2011 enfrentó a Obama con el entonces presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner (republicano de Ohio), que había asumido el poder ese mismo año impulsado por el movimiento del Tea Party, que exigía la reducción del déficit y rechazaba cualquier aumento del límite de endeudamiento del Gobierno sin fuertes recortes del gasto federal.
«Añadir más ingresos… habría hecho imposible contar con suficientes republicanos», escribió Boehner en sus memorias de 2021.
La aprobación de la Ley de Control Presupuestario bipartidista, que elevó el tope de la deuda y creó el llamado Supercomité, encargado de elaborar recomendaciones para frenar el déficit a largo plazo, evitó el impago en el último minuto. Sin embargo, el resultado tan ajustado no contribuyó mucho a infundir entonces confianza en los mercados, lo que llevó a Standard & Poor’s a rebajar la calificación crediticia triple A de Estados Unidos por primera vez en la historia del país.
No obstante, varias voces consideran que lo más probable es que el Congreso aprobará una prórroga a corto plazo del límite de deuda que dé más tiempo a los negociadores y, tal vez, armonice el plazo de impago con el de financiación del Gobierno.
Aunque eso sea lo más probable, “no descartaría la posibilidad de un impago de un par de días», concluyó Kahn, dedicado actualmente al mundo de la academia en la American University.
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