El jefe del proyecto, el académico Yuri Matienko, destacó en una entrevista para el medio de prensa que con la nueva prótesis el usuario puede sentir cómo se comprime su mano y recuperar algunas habilidades perdidas, como determinar lo duro y lo blando.
Matvienko señaló que el objetivo principal del proyecto es detener el dolor fantasma experimentado por aproximadamente el 80 por ciento de los pacientes, pues la estimulación eléctrica de la prótesis simulará las sensaciones deseadas y ayudará a afrontar el problema.
Además, los implantes son fáciles de usar: los gestos necesarios se pueden programar directamente en el teléfono inteligente, y el segundo objetivo es “sentir”, es decir, que permita a la persona apreciar la mano biónica.
Para ello, los científicos utilizan neuroimplantes especiales que se instalan en distintas zonas del tejido nervioso, y existe la posibilidad de un control más preciso de la prótesis, ya que se puede distinguir el movimiento de cada dedo por la actividad nerviosa, y controlar cada uno de forma individual.
La tecnología desarrollada es única. Los científicos recibieron una subvención de la Fundación Rusa para la Ciencia, que les permitió iniciar la investigación, precisó Matvienko.
En el futuro, los científicos planean hacer implantes para las extremidades inferiores, así como lograr la capacidad de determinar la temperatura de un objeto a través de una prótesis.
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