La readmisión de este país adoptada por los cancilleres árabes en El Cairo, el pasado 9 de mayo, muestra un nuevo enfoque regional que deja a un lado la injerencia extranjera y apuesta por el diálogo con este Estado, uno de los primeros cinco que ocupó su escaño el 22 de marzo de 1945.
La presencia del presidente Bashar Al-Assad acaparó toda la atención tanto política como mediática, calificándose desde ya a esta Cumbre como un suceso histórico.
De igual forma la asistencia de todos los miembros de la organización, sin excepción alguna, evidencia que la manecilla del reloj comenzó a moverse en la dirección correcta, palpándose el deseo unánime de recuperar el rol del bloque en la solución de los problemas, lejos de los dictados externos que llevaron al caos y al agravamiento de situaciones ya existentes.
En sus intervenciones durante la reunión previa que sesionará la víspera, varios cancilleres saludaron el regreso de Damasco, entre ellos el ministro del Exterior argelino, Ahmed Ataf, quien aseguró que esa presencia repercutirá positivamente en el fortalecimiento de la acción árabe conjunta y coadyuvará a neutralizar las tensiones que dividen a los países de la región.
A su vez, el titular de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, príncipe Faisal bin Farhan Al Saud, acogió con beneplácito la participación de Siria, y subrayó que el mundo atraviesa desafíos que exigen la unión entre todos las naciones de la región.
Por su parte, el Secretario General de la Liga, Ahmed Abu Al-Gheit, le dio la bienvenida en el organismo regional y auguró que este será el preludio para poner fin a la guerra que vive el país levantino.
Desde Damasco, el viceministro de Asuntos Exteriores, Ayman Sousan, declaró que este encuentro marca el inicio de una nueva fase de acción conjunta y reveló que los debates se efectuaron en un ambiente serio, franco y altamente transparente.
Todos, dijo, estamos conscientes de la necesidad de superar los defectos del pasado y mirar hacia el futuro, y enfatizó que la unidad es la única forma de mejorar la posición árabe, defender los intereses y derechos de los pueblos y enfrentar los desafíos futuros.
Recordó que el mundo vive la era de los bloques, y si los árabes no son conscientes de esto, los resultados nunca serán buenos.
Lo llamativo en este evento preliminar fue el cordial encuentro sostenido entre el ministro sirio de Asuntos Exteriores, Faisal Al-Mekdad, y su homólogo de Arabia Saudita, el Príncipe Faisal bin Farhan bin Abdullah Al Saud, quienes coincidieron en la voluntad de no solo reanudar las relaciones tras 12 años de ruptura sino de elevarlas al máximo nivel.
Según las declaraciones del Canciller sirio a la prensa, Damasco y Riad, coinciden en que mirar al pasado no sería un paso positivo para el fortalecimiento de los vínculos entre ambas naciones; solo el enfoque hacia el futuro contribuiría al mejoramiento de las relaciones y a las perspectivas que se prevén materializar en tal sentido.
Ante esta evolución positiva en las relaciones entre los países árabes, Estados Unidos, que guarda largo historial de injerencia militar, política y mediática en Siria y toda la región, no ocultó su preocupación, por lo que criticó la decisión del organismo regional.
“No creemos que Siria merezca la reincorporación en la Liga Árabe en este momento, y tampoco apoyamos que nuestros aliados y socios normalicen sus relaciones con Damasco”, declaró a los periodistas el portavoz del Departamento de Estado, Vedant Patel.
Lo cierto, según analistas, es que los actores claves, como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, no se han sometido ante las presiones y declaraciones de la Casa Blanca, lo cual marca un precedente de rebeldía, soberanía e independencia en la toma de decisiones en un mundo que se mueve hacia la multipolaridad, con la fuerte presencia de Rusia y China,en Siria.
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