De acuerdo con la pesquisa, cuando Lasso inició su gobierno cerca de la mitad de los ecuatorianos percibía que el país andino estaba siendo gobernado democráticamente, hoy esa opinión es de apenas el nueve por ciento.
Asimismo, la encuestadora mostró que el 74 por ciento de los ciudadanos en la nación sudamericana aprobaba la gestión de Lasso al principio de su mandato, sin embargo, en la actualidad, solo el 14 por ciento lo certifica.
Por otro lado, las expectativas optimistas en torno a la situación política pasaron de un 43 por ciento, cuando Lasso tomó la presidencia, a un seis por ciento hasta este mes de mayo, de acuerdo con Perfiles de Opinión.
Esos números sobre Lasso son resultado de un descontento generalizado y la falta de esperanza en medio de un escenario de inseguridad y un alza del costo de la vida.
A eso se suma, entre otros problemas sociales, la incapacidad de frenar el incremento de la violencia, pues el país cerró 2022 con una tasa de más de 25 homicidios por cada 100 mil habitantes, aún cuando el gobierno decretó estado de excepción en las provincias más peligrosas y en medio de la aplicación de la muerte cruzada, mecanismo decretado por el propio Lasso para disolver la Asamblea Nacional.
Lasso cumple dos años de mandato, pero apenas le quedan seis meses de Gobierno en los cuales ya analistas y organizaciones sociales advierten que profundizará el neoliberalismo con los decretos leyes anunciados.
Para el historiador Juan Paz y Miño, la decisión de Lasso de decretar la muerte cruzada muestra el fracaso del único presidente en 40 años de historia democrática en estar a punto de ser destituido por un juicio político, acusado de peculado.
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