Utilizando un recurso democrático reconocido en la Constitución de la República, puse fin a una confrontación política que tenía inmerso al país en una crisis que se agudizaba con el tiempo, manifestó el gobernante.
Sin embargo, no mencionó el juicio político que impulsaba la Asamblea en su contra por el delito de peculado, proceso que podía conllevar a su destitución.
Tampoco habló de que justificó la muerte cruzada con el argumento de la «grave conmoción interna», algo cuestionado entre los actores políticos.
Expresó que después de esa decisión, histórica por la profundidad de su significado, nunca más un presidente de la República quedará a merced de una Asamblea que dedique su tiempo a conspirar e impedir que un gobierno avance en la agenda para el desarrollo del país.
Lasso reconoció que la inmensa mayoría de los ecuatorianos aplaude la muerte cruzada, pero como forma de buscar otro gobernante.
En su discurso, ofrecido ante simpatizantes e invitados porque al disolver el legislativo tuvo que buscar otro auditorio, el jefe de Gobierno destacó lo que él considera logros en economía, salud, educación, vivienda y seguridad.
Es la primera vez en la historia del país, tras el regreso a la democracia en 1979, que un presidente presenta su informe de labores fuera de la sede de la Asamblea.
El Ejecutivo preparó pantallas para que los seguidores del mandatario siguieran su informe a la nación, pero la explanada estaba casi vacía mientras Lasso hablaba.
Este miércoles, la empresa Perfiles de Opinión publicó los resultados de una encuesta donde apenas el 14 por ciento de los ecuatorianos apoya la gestión de Lasso.
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