Según el empresario, la mayoría de sus compatriotas siguen trabajando y se refirió en específico a 150 firmas privadas, asociados de GIM-Unimpresa, con una facturación anual que ronda los seis mil millones de euros y casi 65 mil empleados rusos.
Torrembini recordó que, en esencia, un grupo de esas entidades elaboran pasta, quesos y embutidos, en tanto otras producen materiales de construcción, cemento y cerámica, y unas terceras se dedican a la farmacéutica o la química.
Dichas empresas, según el directivo, están distribuidas a lo largo de la vasta geografía rusa, desde Kaliningrado en el oeste hasta Vladivostok en el lejano oriente.
«Algunas multiplicaron sus ganancias el pasado año y están reinvirtiéndolas en la ampliación de sus capacidades en Rusia», señaló el presidente de la Asociación fundada en 1994.
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