La escenificación ocurrida el 4 de junio estuvo acompañada por el letrero «Venganza por el ataque a Shri Darbar Sahib», en referencia a la irrupción militar en el Templo Dorado, el 6 de junio de 1984.
Luego de la divulgación en redes sociales del incidente, calificado de ofensivo por el gobierno indio, la Alta Comisión de la nación asiática en Ottawa envió una nota formal a Asuntos Globales de Canadá para manifestar su descontento.
“No se puede exceder la libertad de expresión de esta manera, glorificando el asesinato del líder de una nación democrática”, dijo un funcionario indio en una de las primeras reacciones.
El canciller indio, Subrahmanyam Jaishankar, condenó el hecho la víspera ante la prensa y cuestionó la aparente permisibilidad de las autoridades del país norteño ante hechos que consideró preocupantes.
No es bueno para Canadá y su relación con India, afirmó el ministro de Asuntos Exteriores del país asiático, quien además exigió medidas contundentes contra este tipo de manifestaciones que laceran la historia de una nación.
Creo que hay un problema subyacente más amplio sobre el espacio que se les da (…) a las personas que abogan por la violencia, precisó Jaishankar.
Por su parte, la titular de Estado del Ministerio de Relaciones Exteriores, Meenakashi Lekhi, dijo que no se puede celebrar una ofensa y el asesinato es un delito en cualquier gobierno democrático y, por ende, precisó que las autoridades canadienses deben actuar.
Lo que está sucediendo en Canadá cae dentro del ámbito de la ley y el orden, y el Gobierno debe actuar en consecuencia, exigió Lekhi en referencia a reportes del incremento de este tipo de incidentes en esa nación.
En tanto, el líder senior del Congreso Nacional indio, Jairam Ramesh, calificó de despreciable la representación del asesinato de Indira Gandhi y abogó por una respuesta más enérgica por parte de las autoridades centrales.
“No se trata de tomar partido, se trata de respetar la historia de una nación y el dolor causado por el asesinato de su primer ministro”, dijo Milind Deora, también del Congreso.
El hecho merece la condena universal y una respuesta unida, apuntó.
Indira Gandhi se desempeñó como la primera y única mujer ministra de la India desde enero de 1966 hasta marzo de 1977 y nuevamente desde enero de 1980 hasta su asesinato a tiros en octubre de 1984 por dos de sus propios guardaespaldas.
npg/lrd