Activistas locales citados por los medios aquí indicaron que los uniformados del Pentágono se trasladaron en helicópteros al pueblo de Salham, al sureste de la ciudad de Al-Shadadi, en la provincia nororiental de Hasakeh, donde abrieron fuego contra las casas bajo el pretexto de buscar a terroristas.
Según las fuentes, las víctimas fueron civiles que intentaban huir de sus viviendas, pero fueron blancos de los disparos de los militares estadounidenses y de los armados de las llamadas Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), una milicia separatista respaldada por Washington.
En mayo último, funcionarios militares estadounidenses reconocieron que la víctima de una incursión aérea de Estados Unidos en Siria fue un civil y no un líder terrorista como anunció el Pentágono.
Bajo el pretexto de luchar contra el terrorismo, Washington tiene en Siria al menos una docena de bases, en su mayoría en los campos de petróleo y gas en la región nororiental de Al-Jazzira, principalmente en Hasakeh, mientras mantiene una en la zona de Tanef en la frontera con Iraq para impedir cualquier comunicación terrestre entre estos dos países.
El Gobierno de Damasco denunció repetidamente esta presencia ilegal a la cual calificó de ocupación, y aseguró que las acciones norteamericanas en Siria incentivan la actividad terrorista y apuntan a desestabilizar el país y saquear sus riquezas.
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