Hasta el momento no trascendieron detalles ni el contenido ni la duración del encuentro, pero se espera que las dos autoridades examinen los puntos discordantes de los vínculos bilaterales y también cuestiones de perfil internacional, incluido el conflicto Rusia-Ucrania, según analistas.
Se habla de una segunda reunión entre Qing y Blinken, aparte de posibles pláticas del norteamericano con el presidente del gigante asiático, Xi Jinping; y Wang Yi, el jefe de la Comisión de Asuntos Exteriores del Partido Comunista, antes de cerrar mañana su estancia aquí.
El secretario de Estado arribó esta mañana a Beijing para cumplimentar su primera visita a China, aplazada hace cuatro meses.
Se trata del funcionario de más alto rango de la administración de Joe Biden que llega aquí y el periplo acontece en un contexto dominado por sanciones de Washington a empresas chinas e injerencia en asuntos internos como Hong Kong, Taiwán y Tíbet.
El ingrediente más reciente de los roces son los reportes sobre la presunta apertura de una base de inteligencia de China en Cuba, con el objetivo de vigilar a la nación norteña.
Tanto Beijing como La Habana rechazaron tales alegaciones, las consideraron otra acción injerencista de Washington y un ejemplo claro de difamación.
Incluso, el país oriental advirtió que por más que Estados Unidos divulgue calumnias, no podrá dañar la amistad sincera y de larga data con la nación antillana.
Con ese escenario de fondo, la visita de Blinken genera pocas expectativas sobre un salto mayor en el entendimiento entre las principales potencias del planeta, pues ambas partes recalcaron días atrás que será un momento donde remarcarán posiciones sobre temas de interés.
No obstante, los dos países están claros de la importancia en lo bilateral e internacional de que mejoren sus vínculos y prioricen la cooperación, especialmente por los estragos asociados a la guerra comercial de los últimos años, por Estados Unidos y sus aliados.
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