El alto el fuego, logrado con mediación internacional, tiene como objetivo facilitar la entrada de ayuda humanitaria al país, que se encuentra en condiciones paupérrimas por los continuos combates entre las partes en pugna.
Según expresó el ejército en un comunicado, los miembros de las RSF atacaron la víspera por segunda vez la localidad de Taeila, en Darfur Norte, con pérdida de vidas por parte de la población civil y atracos en mercados y otras instalaciones.
En tanto, el Gobernador de la región de Darfur, Mini Arko Minaui, llamó a que la Corte Penal Internacional investigue los crímenes cometidos en esa zona del oeste de Sudán e instó al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a que lo exija.
Hasta el momento, más de 950 civiles han muerto y cerca de cuatro mil 750 han resultado heridos, según el último balance del Sindicato de Médicos del país.
Asimismo, más de dos millones de sudaneses han huido de sus lugares de origen por la guerra, de los cuales, medio millón buscaron refugio en países vecinos.
Los enfrentamientos en Sudán estallaron el pasado 15 de abril por contradicciones en medio de un proceso de integración de las Fuerzas de Apoyo Rápido, lideradas por Mohamed Hamdan Dagalo, vicepresidente del Consejo Soberano de Transición (CST) al seno de las Fuerzas Armadas, y el jefe del Ejército y presidente del CST, Abdelfatá al Burhan.
Ambos con grado de general, se han disputado el control del país después del derrocamiento en 2019 del presidente, Omar al Bashir.
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