En el centro de Quito se reunieron jóvenes y líderes de comunidades indígenas para el festejo con música y danza, una tradición donde los pueblos andinos agradecen a la Pachamama por permitir una buena producción y cosecha de alimentos.
Que el gran misterio, el gran espíritu, el corazón del cielo, el corazón de la tierra, nos llene de bendiciones, de abundancia en la cabeza y en el corazón, expresó el presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), Leonidas Iza.
También se refirió a la necesidad de “estar bien con la madre Tierra” y dejar de destruir los páramos, el agua, las selvas, porque “la codicia y la ambición están acabando la vida”.
Este año, las celebraciones incluyeron marchas desde universidades de la capital hasta el parque El Arbolito, en el centro de la ciudad, como muestra de la interculturalidad existente entre la academia y los pueblos originarios.
En ese espacio, los ecuatorianos realizaron una ceremonia en la cual colocaron frutas y flores en forma de círculo, y allí ofrendaron hojas de coca y amuletos, para recibir los rayos del sol.
La tradición del Inti Raymi logró resistir el proceso de colonización en tierras andinas y es parte de la memoria e identidad de Ecuador.
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