A partir del empleo de datos satelitales de más de siete mil reservorios del mundo obtenidos desde 1999 hasta 2018, investigadores de la Universidad de Texas A&M, Estados Unidos, descubrieron que el almacenamiento creció a una tasa anual de 28 kilómetros cúbicos, atribuido a la construcción de nuevos depósitos.
Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, los datos revelan que la tasa de llenado del embalse es inferior a la prevista.
“A medida que la población mundial continúa creciendo en el siglo XXI, se depende cada vez más de los depósitos de agua superficial para satisfacer las crecientes demandas en el contexto de un clima cambiante”, dijo el profesor Huilin Gao, participante en el estudio.
Dada la disminución proyectada en la escorrentía de agua y la creciente demanda de este recurso, se espera que continúe la tendencia observada de decrecimiento de los rendimientos de almacenamiento de la construcción de embalses, lo que podría afectar los suministros de agua con implicaciones significativas, resaltaron los expertos.
Estos hallazgos indican que abordar las futuras demandas de agua no puede depender únicamente de la construcción de embalses, lo que enfatiza la necesidad de nuevas estrategias de gestión, dijeron.
El estudio mostró que la disminución en el almacenamiento de embalses es particularmente prominente en el sur del planeta, especialmente en América del Sur y África, donde las poblaciones crecientes contribuyen a una demanda de agua cada vez mayor.
En contraste, los embalses en el norte global, incluidas las regiones de América del Norte y Europa, están experimentando una tendencia al alza para alcanzar su capacidad máxima.
Los embalses en regiones de latitudes altas como los Grandes Lagos y Siberia exhiben capacidades de almacenamiento comparativamente más altas, atribuidas principalmente a sus densidades de población más bajas y menor impacto de las actividades humanas.
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