“A pesar de la diferencia de programas, ideologías, todos estaban unidos en cuestiones de protección de los ciudadanos y los intereses del país. Inmediatamente nos reunimos, discutimos la situación, cada uno expresó su posición de rechazo”, resaltó.
Volodin subrayó que el presidente ruso, Vladimir Putin, hizo “algo que probablemente es imposible”, evitó el derramamiento de sangre y sus palabras llegaron a los combatientes de Wagner.
“No debemos permitir que esto vuelva a suceder bajo ninguna circunstancia, por lo que para todos fue una prueba y, en ese sentido, quisiera volver a expresar palabras de apoyo a nuestro presidente, porque, efectivamente, fue un día que nos determinó muchísimo”, agregó.
El sábado por la noche en Rostov del Don, unidades Wagner capturaron la sede del Distrito Militar del Sur, y su jefe Evgueni Prigozhin llamó a una rebelión armada.
Las acciones fueron calificadas por el líder ruso como una aventura criminal, una puñalada en la espalda de Rusia y una traición.
Poco después, las fuerzas de la compañía privada cedieron con influencia del presidente de Belarús, Alexander Lukashenko, actualmente el caso de investigación del FSB ruso quedó cerrado contra Prigozhin.
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