“Las autoridades de Canberra preparan una opción alternativa para la incautación de bienes diplomáticos rusos. Tales acciones son deshonestas y simbolizan el desprecio por el estado de derecho. Su legalidad es también dudosa”, refirió la portavoz de la cancillería, María Zajárova.
Según la vocera, la primera vez que ese país intentó rescindir el contrato de arrendamiento de un sitio para la construcción de un nuevo complejo de la embajada rusa en Canberra sucedió en agosto de 2022.
De acuerdo con Zajárova, el gobierno australiano tomó como razón que Rusia no completó el trabajo dentro de los tres años a partir de la fecha de emisión del permiso y “la construcción sin terminar daña la estética general, la importancia y la respetabilidad del área”, agregó. La misión diplomática rusa impugnó esa decisión.
Sin embargo, el 31 de mayo de este año, el Tribunal Federal la anuló y el 15 de junio, Australia añadió en su defensa que es necesario evitar las obras de construcción por “supuestos intereses de seguridad nacional”, ante lo cual el parlamento aprobó una ley para dar por terminado el contrato unilateralmente.
La embajada rusa calificó la posición de ese Estado como “el siguiente paso del primer ministro, Anthony Albanese, en el camino de la destrucción deliberada y constante de las relaciones con Moscú”.
Por su parte, el secretario de prensa de la presidencia, Dmitri Peskov, calificó el hecho como “histeria rusofóbica, por cual Rusia tendrá en cuenta el nuevo ataque de política hostil y se comportará en consecuencia”.
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