Prensa Latina contactó a Nitmz tras las imputaciones recientes de 37 cargos federales al exmandatario (2017-2021) y las filtraciones de un audio suyo que es pieza clave en la investigación sobre los documentos desclasificados que sacó de la Casa Blanca.
Ante la pregunta de por qué el magnate se mantiene puntero dentro del campo republicano, según las encuestas, el catedrático de Ciencias Políticas y Estudios Afroamericanos y Africanos explicó que para la respuesta “tenemos que alejarnos del presente y pensar histórica y sistemáticamente”.
Cuando me encontré por primera vez con el movimiento Impeach Bush en 2007 –dijo-, tuve que pensar como un marxista, pero sin parecer sectario.
“La respuesta que se me ocurrió fue: si no impugnamos el sistema que nos dio a un George W. Bush, tendremos a alguien en la Casa Blanca que nos hará añorar a Bush”, acotó.
No tenía una bola de cristal que previera a Donald Trump; solo había aprendido las lecciones que Marx, Engels y Lenin, enfatizó.
En cuanto a «el sistema» que engendró un Bush, siempre que alguien me pedía que argumentara, me refería al capitalismo en general y a la fase en la que se encuentra desde hace casi medio siglo: crecimiento estancado y baja productividad y todas las consecuencias debilitantes para la clase trabajadora, agregó.
Nimtz se refirió al descenso de la esperanza de vida de los trabajadores en Estados Unidos, lo que calificó de “algo sin precedentes” y una forma muy concreta de medir la crisis actual del capitalismo son sus consecuencias para esa clase.
La actual crisis del capitalismo para la clase obrera estadounidense –puntualizó- significa el fin del boom posterior a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y, por tanto, el fin del llamado «sueño americano» para la mayoría de la clase obrera y la confianza en el gobierno comenzó a caer.
Este hecho indiscutible explica en gran medida el atractivo de Trump, pues la desconfianza en Washington es lo que explotó demagógicamente para salir elegido en 2016 y esas condiciones, sostengo, siguen presentes todavía más, sostuvo el autor, entre otros, del libro Marxismo versus Liberalismo: Análisis político comparativo en tiempo real.
Recordó que nadie personificó mejor todo lo que estaba mal en Washington para mucha gente de clase trabajadora que la candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton.
Ella fue seleccionada por los jefes del Partido Demócrata para asegurarse de que un «socialista rosa», tal vez, Bernie Sanders no fuera el nominado, apostilló.
Muchas encuestas sugerían que habría tenido más posibilidades de derrotar a Trump que Sanders y en otras palabras, los jefes del Partido Demócrata estaban dispuestos a arriesgarse a una presidencia de Trump para evitar una de Sanders, opinó.
Esto dice mucho sobre el verdadero carácter del Partido Demócrata, subrayó.
Comentó que difiere con gran parte de la izquierda que afirma que el racismo motivó a los votantes de Trump en 2016, porque en aquellos comicios hubo 208 condados que marcaron la diferencia en el Colegio Electoral.
“Nunca hay que olvidar que Trump perdió el voto popular en el sistema fundamentalmente antidemocrático de elecciones estadounidense”, dijo.
Y en esos 208 condados los que votaron por Trump lo habían hecho dos veces por Barack Obama (2009-2017), acotó.
Ashley Babbitt –señaló-, la única manifestante del 6 de enero de 2021 que murió a manos de la policía del Capitolio, había votado dos veces por Obama.
“Cito esto como evidencia sobre una parte significativa de los votantes de Trump 2016, personas que pensaron erróneamente que Obama sería una alternativa”, indicó.
De hecho, tampoco Obama fue una alternativa real y decepcionados con la política burguesa de siempre, sus dos veces votantes buscaron a alguien completamente diferente, alguien de fuera, amplió.
Trump explotó la demagogia entonces y no será diferente ahora, insistió Nitmz.
Pero lo que nunca hay que olvidar de 2016, y lo que es probable que ocurra en 2024, es la tasa de abstención, es decir, los electores elegibles que deciden no ir a las urnas porque inconformes con las opciones, anticipó.
«Alrededor del 41 por ciento del electorado elegible no votó en 2016. Alrededor del 33 por ciento se abstuvo en 2020», puntualizó el académico.
Teniendo en cuenta que a mucha gente no le gusta la perspectiva de una elección Joe Biden- Donald Trump, debemos suponer que la tasa de abstención será igual de alta, quizás más, en 2024, esa probabilidad podría alentar la victoria del republicano, sostuvo.
Para Nitmz, el dilema al que se sigue enfrentando la clase obrera en Estados Unidos es que no tiene su propio partido político que presente candidatos que los defiendan, candidatos por los que puedan sentirse motivada para salir a votar, afirmó.
No es exagerado plantear que en un ciclo electoral en el que a gran parte del electorado le desagradan sus opciones -nunca en mi vida he visto tal rechazo-, esta es la mejor oportunidad para que los partidos que dicen hablar en interés de la clase obrera hagan campañas independientes de los dos partidos capitalistas, concluyó.
mem/dfm