Un fenómeno que, sin embargo, poco atenuó las elevadas temperaturas de la primera gran ola de calor que golpea a la nación ibérica.
Los cielos nublados, pero blanquecinos, son el reflejo generalizado del humo que llega procedente de Canadá, mucho más acentuado en el archipiélago atlántico español de Canarias, especialmente a las islas de Lanzarote y Fuerteventura.
Un añadido a la calima, con los polvos provenientes del desierto del Sáhara, de menor incidencia este año, por ahora. La consecuencia más relevante es el descenso de la calidad del aire, con los efectos derivados sobre la salud, además de provocar una mala visibilidad.
A todo esto, se añade a partir de este jueves según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), una masa de aire más fría procedente del Atlántico devolverá cierto frescor al país ibérico.
En todo caso, durante la jornada de hoy la Aemet señaló que los termómetros se mantienen por encima de los 40 grados y por encima de los 30 después de la medianoche, especialmente en Andalucía.
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