Pese a su creencia de que todo marcha bien, sistemáticamente las encuestas le recuerdan al mandatario el pesimismo de los votantes cuando sienten que todavía la inflación es elevada y eso se proyecta directamente en sus ya ajustados bolsillos.
No obstante, el ocupante del Despacho Oval confía en que su propuesta Bidenomics le dé impulso necesario que lo ayude a alejar la desconfianza de los electores, lo cual se traduciría en votos, según los cálculos.
Sin embargo, un nuevo sondeo reveló que solo el 34 por ciento de los ciudadanos del país aprueba la gestión en materia económica del gobernante demócrata.
Algunos analistas coinciden en que durante gran parte de su presidencia, Biden achacó los elevados precios de la gasolina, el aumento del costo de los alimentos y otros gastos a la pandemia de la Covid-19 y al conflicto en Ucrania.
El mandatario consideró que esos fueron factores fuera de su control, pero sus índices de aprobación cayeron.
En 2020, Biden ganó la Casa Blanca y al asumir en enero de 2021 prometió un regreso a la normalidad después de la crisis generada por la pandemia, pero su propósito ha sido esquivo.
Por eso Bidenomics (Bidenomía), buscará -aseguran- una solución a la percepción negativa de la economía por parte de los estadounidenses.
Además, pretenden que sea un vehículo para atribuirse el mérito de una economía que tiende a ir cada vez más en la dirección correcta, señaló un reporte de medios locales.
«Bidenomics» fue el tema central del discurso del mandatario el miércoles en Chicago, en el que repasó los indicadores económicos positivos y esbozó sus puntos de vista sobre la reactivación, apuntó la CNN.
«Llegué al cargo decidido a cambiar la dirección económica de este país, a dejar atrás la economía del goteo», advirtió el ocupante del Despacho Oval.
A lo largo de su intervención, Biden culpó a su predecesor de no haber cumplido sus compromisos, incluida la mejora del sistema de infraestructura nacional.
Para los principales asesores económicos de Biden los peores efectos de la inflación pasaron y no es inminente una recesión.
Sin embargo, como plantean reportes de prensa, un problema persiste: los estadounidenses creen que la economía va en la dirección equivocada y que eso es culpa del presidente.
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