Por Jorge Petinaud Martínez
Corresponsal jefe en Bolivia
El presidente Luis Arce aseguró, durante un breve discurso en la ocasión, que este sector boliviano se consolida con esos dos entendimientos. Afirmó que dichas corporaciones intervendrán en los salares de Uyuni y Pastos Grandes, ambos en el departamento de Potosí.
“También estamos consolidando el proceso industrializador de nuestro país. En enero habíamos hecho una firma de convenio con la empresa CBC por mil 400 millones de dólares”, expresó.
Agregó que existe un contrato con cada una de las empresas para totalizar otros mil 400 millones de dólares aproximadamente, lo cual hace que entre enero y junio de este año Bolivia ya esté firmando acuerdos por dos mil 800 millones de la moneda estadounidense para la industrialización del litio.
Los acuerdos fueron suscritos el 29 de junio con la Corporación Citic Guoan, perteneciente a Citic Group de China, y Uranium One Group, correspondiente al gigante corporativo Rosatom de Rusia, en un acto público en la Casa Grande del Pueblo (sede gubernamental) con la presencia del jefe de Estado.
Arce sostuvo que Bolivia es el país que tiene certificada la mayor cantidad de reservas de litio en el planeta, por lo cual su industrialización se hace necesaria, pues el mundo avanza “a pasos agigantados” en la transformación de la tecnología energética.
“Este lanzamiento que hacemos hoy tiene una singular importancia, la economía del país no puede pararse y no puede depender solamente de un producto”, remarcó el también economista y catedrático.
Insistió en que la nación andino-amazónica construye una economía de base ancha para no solo depender de los hidrocarburos. “Con esto estamos dando una señal clara de que el Gobierno boliviano no solamente se preocupa, sino que se ocupa de la economía de los bolivianos”, subrayó el presidente.
Remarcó que hasta el momento son cuatro empresas las encargadas de industrializar el litio boliviano, tanto extranjeras como la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos en los diferentes salares con los que cuenta el país.
Asimismo, dejó claro que no se permitirá que temas políticos afecten la economía de los bolivianos, y por ello se continuará trabajando para darle certeza al pueblo con el compromiso asumido en la campaña electoral de 2020.
“Aquí está el Gobierno cumpliendo con el país, lo dijimos en la campaña, vamos a industrializar el litio y aquí estamos cumpliendo una vez más”, insistió.
Según el mandatario, existe mucho interés por parte de empresas extranjeras para invertir en la industrialización del litio, por lo que se buscará generar una mayor inversión.
PLANTA DE AGUA
Como parte del proceso de desarrollo nacional de este sector, al 60 por ciento de su edificación se encuentra la planta de tratamiento de agua para uso industrial, la más grande de Sudamérica, según el presidente ejecutivo de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), Carlos Ramos.
Con capacidad de procesar alrededor de 350 metros cúbicos diarios del líquido, la instalación proporcionará agua ultra tratada y especial para la obtención de litio grado batería.
Este tipo de infraestructura, junto a las plantas de cloruro de potasio, de carbonato de litio, de cátodos y de baterías (a escala piloto e industrial), instaladas en Potosí, facilitarán la industrialización del metal blanco.
Durante una entrevista con la red de medios estatales bolivianos, Ramos informó sobre una reciente inspección a la construcción de ese complejo en la localidad de Llipi, departamento de Potosí.
“Está superando el 60 por ciento de la base constructiva en este momento (…) y a la espera de llegar algunos de los kits que faltan, pero en ese aspecto es un tema que está avanzando”, describió.
Ramos explicó que YLB controla y supervisa la edificación de esta factoría, anexa a la planta industrial de carbonato de litio, cuya construcción concluirá durante el año en curso.
Según datos oficiales, en julio del pasado año YLB y la empresa nacional Carlos Caballero firmaron un contrato con vistas a la construcción de la Planta de Tratamiento de Agua para Uso Industrial por un valor de 344 millones de bolivianos (unos 49 millones de dólares).
Con las mayores reservas de litio del mundo en Uyuni (más de 20 millones de toneladas en salmueras) valoradas en 42 mil millones de dólares, esta industria de Bolivia encuentra una oportunidad especial en el crecimiento a escala global de la electromovilidad.
Esas reservas se incrementarán con la cuantificación del contenido de los salares de Pastos Grandes y Coipasa, en Potosí y Oruro, respectivamente.
¿PATIO TRASERO?
Esta oportunidad de la industria boliviana del litio engendra, al propio tiempo, una amenaza desde el punto de vista de los intereses imperiales de Estados Unidos.
La generala norteamericana de cuatro estrellas Laura Richardson, jefa del Comando Sur del Pentágono, confirmó esas ambiciones el 8 de marzo último ante una comisión de la Cámara de Representantes.
Criticó ante los legisladores “la actividad maligna” de los que consideró sus adversarios, en alusión a China, por “aprovecharse” de los recursos naturales del llamado triángulo del litio (Argentina, Bolivia y Chile).
“Creo que durante demasiado tiempo hemos ignorado nuestro propio patio trasero y hemos permitido que Rusia, China e Irán, adversarios de Estados Unidos, hagan grandes incursiones en nuestra región”, añadió en esa ocasión el congresista Carlos Giménez,
E incluso dijo: “Creo que China es nuestra mayor amenaza”, y señaló que “solo va a faltar lo militar”.
Ante tales amenazas, a finales de abril en un discurso en Potosí, el presidente Arce alertó contra las reiteradas declaraciones de la generala Richardson.
“(…) Tres veces nos ha mandado un mensaje, a ellos les interesa el litio boliviano, les interesa nuestra reserva de litio. Ellos nos consideran como si fuéramos su reserva, cuando el litio es de los bolivianos, el litio es nuestro, es nuestro recurso natural y hay que defenderlo”, enfatizó el mandatario.
A dos siglos de la proclamación de la Doctrina Monroe (“América para los americanos”), el slogan que pretendió reservar para la potencia del Norte lo que corresponde a Latinoamérica y el Caribe, apunta ahora hacia el tesoro que representa en la región la revolución energética planetaria.
APOSTAR POR UNA NUEVA TECNOLOGÍA
El auge de la producción de vehículos eléctricos en el mundo registra hoy un promedio de entre 300 y 400 por ciento, según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE).
Al comentar esos datos de la AIE, Franklin Molina, ministro boliviano de Hidrocarburos, afirmó que esto “es muy importante respecto a la demanda de litio, nosotros tenemos que aprovechar esa ventaja”.
Molina consideró en declaraciones a la prensa que Bolivia marcha bien en esta esfera porque el Gobierno del presidente Arce apostó a una nueva tecnología, la Extracción Directa de Litio (EDL).
Recordó al respecto el compromiso del consorcio chino CBC (Catl Brunp & Cmoc) de invertir mil 400 millones de dólares para construir dos plantas de carbonato de litio en los salares de Uyuni (Potosí) y Coipasa (Oruro), con una capacidad de 25 mil toneladas cada una.
“Hoy todo el mundo está apostando a la electromovilidad, como país tenemos que determinar qué es lo que queremos”, insistió Molina.
Comentó el titular que a escala global China representa una potencia, y CBC posee el 38 por ciento de participación en el mercado mundial de baterías de litio. Mencionó entre sus clientes a firmas como Ford, Porsche, Tesla y Mercedes Benz, entre las más importantes.
“Estamos acostumbrados a ver que los combustibles fósiles movilicen el transporte -subrayó el ministro-, pero hoy la tendencia es cambiar esa configuración, lógicamente ahí aparece el litio como elemento crítico dentro de la transición”.
Además de los vehículos eléctricos, este metal es el idóneo en la actualidad también en la industria de almacenaje de energía, por lo cual se convirtió en un material altamente estratégico para el fomento de esta industria y de la economía mundial.
En este contexto, Bolivia encara con soberanía y un Modelo Económico Social Comunitario Productivo autóctono el reto del desarrollo industrial, en el cual lleva ventaja a su enemigo principal, el codicioso “gigante de las siete leguas”, del que habló el prócer independentista cubano José Martí (1853-1895).
arb/jpm