Nombrada “Hilos en lugar de palabras”, la muestra propone un recorrido por el bordado, como una forma de adornar tejidos con ayuda, sobre todo, de aguja e hilo, labor asociada tradicionalmente a la mujer en el hogar, informó Wereldmuseum, sitio web de la pinacoteca.
El Museo del Mundo, de Róterdam, reúne por primera vez cerca de 200 piezas de su colección de bordados y traza un itinerario por las distintas etapas de esta técnica, la cual utiliza 10 puntadas básicas y a partir de ahí se apoyan todas las demás.
Los autores de esta habilidad manual suelen ser anónimos, incluso, a veces son objeto de apropiación cultural indebida en la industria de la moda.
Bordar es también en la urbe holandesa una tradición transmitida entre generaciones, un documento histórico, un lenguaje que supera lo cotidiano y plasma hechos traumáticos, como el sufrimiento padecido durante la II Guerra Mundial, indicó la fuente.
El calado más antiguo que se conserva en Róterdam proviene de la tumba del faraón egipcio Tutankamón, fallecido alrededor de 1323 antes de Cristo, mientras, la pieza más vetusta de la institución es de Perú, fechada entre los años 1000 y 1400 después de Cristo, elaborada con cadeneta.
Griegos y romanos bordaban ya con hilo de oro, lo mismo que vikingos, chinos y japoneses.
Según las investigaciones de Gillian Vogelsang-Eastwood, quien trabaja en la Enciclopedia Mundial del Bordado, de Bloomsbury, Londres, existen 10 puntos esenciales para hilvanar y estos se repiten en todo el mundo.
Cadeneta, relleno con volumen, partido, de cruz, atrás, tallo, también puntos de bastilla, de espigón, nudo (francés) y festón, comentó Vogelsang-Eastwood.
A través de los años se han combinado variaciones para crear motivos de gran exigencia creativa y manual, quizás pueda compararse a las notas musicales, con un número concreto y todas sus posibilidades, indicó también la conservadora de Cultura Popular y Moda del Wereldmuseum, Daan van Dartel.
Es una vestimenta usada también en Centroamérica y el museo tiene la mejor colección de su clase fuera de México, hay que agregar el uso dispuesto por la pintora Frida Kahlo con los bordados de Tijuana.
Las mujeres de esa zona fueron presentadas como un símbolo de fuerza durante la revolución, explicó la conservadora holandesa, y en su opinión, Kahlo no solo lo llevaba para reivindicar la cultura indígena, sino para presentarse como feminista.
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