Beijing y la vecina provincia de Hebei decretaron la alerta roja, suspendieron el trabajo en exteriores y movilizaron unidades médicas para atender cualquier emergencia en las calles ante la subida de los termómetros por encima de los 40 grados centígrados.
Las autoridades de ambos territorios ordenaron estar atentos, especialmente, a los ancianos y demás personas vulnerables a sufrir golpes de calor, colapsos y otros malestares asociados a la exposición de altas temperaturas.
Esas medidas se tomaron luego que el fin de semana pasado un guía turístico murió repentinamente, cuando hacía un recorrido por áreas abiertas del palacio de Verano.
De conjunto, existe un monitoreo constante a las redes de electricidad y agua, el sector agrícola y las distintas industrias para evitar incendios por la sobrecarga de los sistemas energéticos.
Mientras, en el suroeste de China las lluvias incesantes mantienen múltiples ríos desbordados, miles de individuos desplazados y comunidades enteras afectadas por inundaciones, deslaves y torrentes de montaña.
Chongqing elevó a 17 los fallecidos debido a las riadas de esta semana y extendió una alerta por desastres naturales en el distrito de Wanzhou, el cual concentra los daños.
El Ministerio de Recursos Hidráulicos lanzó una operación para dar respuesta a las potenciales inundaciones en esa municipalidad y las provincias de Jiangsu, Anhui, Hubei y Guizhou, porque seguirán bajo el azote de las precipitaciones en los próximos días y el suelo está sobresaturado.
La misma medida rige desde ayer en las norteñas Mongolia Interior y Heilongjiang, así como en el Tíbet y Sichuan (suroeste).
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