Un pequeño mensaje cuando se entra al sitio web, que hasta podría pasar inadvertido, actualiza al lector de la decisión tomada; sin embargo, continúa destacada la promoción de las excursiones para el encuentro con los restos del Titanic que yacen en las profundidades del Atlántico.
“Esta es su oportunidad de salir de la vida cotidiana y descubrir algo verdaderamente extraordinario”, se lee en un texto que estimula a convertirse “en uno de los pocos en ver el Titanic con sus propios ojos”.
La información incluso mantiene la programación del sumergible para junio de 2024 a un costo de 250 mil dólares.
“Intrépidos viajeros zarparán de la costa atlántica de Canadá en una expedición de ocho días para bucear en el emblemático pecio que se encuentra a 380 millas de la costa y a tres mil 800 metros bajo la superficie”, subraya el anuncio.
El pasado 18 de junio el sumergible Titan, con cinco personas a bordo, perdió comunicación dos horas después de haber empezado la exploración para llegar a los restos del naufragado trasatlántico, en su momento el mayor barco de pasajeros del mundo.
A Stockton Rush, director ejecutivo y cofundador de OceanGate, uno de los fallecidos en la implosión, le hicieron advertencias previas de que el Titán no tenía condiciones para hacer inmersiones turísticas seguras.
En una demanda civil interpuesta en Estados Unidos en 2018, consta que David Lochridge, exdirectivo de la compañía fue despedido luego de expresar serias dudas sobre la seguridad del sumergible.
Los restos del Titanic han sido, desde su hallazgo en 1985, lugar de ensoñación para aventureros y ricos audaces turistas.
El lamentable suceso captó la atención internacional y movilizó recursos de los gobiernos de Estados Unidos y Canadá para tratar de rescatar a los viajeros del Titan.
La actitud hacia el destino de los cinco viajeros del aparato se contrapuso con la falta de atención proporcionada a la tragedia cotidiana que ocurre en las aguas del Mediterráneo o en el propio Atlántico, según diversas críticas.
Miles de personas provenientes de África y Medio Oriente pierden la vida cada año en su objetivo de atravesar el Mediterráneo para tocar Europa.
Incluso alrededor de los días de la implosión del Titan se revelaron cifras de unos 600 migrantes muertos o desaparecidos en esa faja oceánica.
Durante la noche del 14 y la madrugada del 15 de abril de 1912, el Titanic chocó con un iceberg mientras realizaba su viaje inaugural desde Southampton a Nueva York, como consecuencia del naufragio mil 496 de las dos mil 208 personas que iban a bordo fallecieron.
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