«El Reino Unido es signatario de una convención que prohíbe la producción y el uso de bombas de fragmentación y desalienta su uso», enfatizó el alto funcionario en declaraciones a la prensa al margen de un acto electoral.
Sunak, quien tiene previsto reunirse el lunes en esta capital con el presidente estadounidense Joe Biden, reiteró su apoyo a Ucrania y recordó que su Gobierno entregó a Kiev tanques pesados y misiles de largo alcance.
El mandatario estadounidense anunció la víspera que entregará esas bombas a Ucrania, lo que desató una ola de críticas y alertas de ONGs, organismos internacionales y varios países.
Moscú, por su parte, aseguró que responderá con dureza si se entrega ese tipo de armamento a Kiev, que según los datos de los militares rusos, ya utilizó municiones de este tipo en bombardeos de Donbás, en particular contra la ciudad de Donetsk.
Esas armas se utilizaron en decenas de conflictos desde la Segunda Guerra Mundial, pero están prohibidas en los países signatarios de la Convención de Oslo de 2008, pues explotan en el aire sobre un objetivo, liberando decenas de explosivos más pequeños, algunos no estallan y crean un problema de seguridad para la población civil a largo plazo.
Algunos modelos pueden liberar más de 600 submuniciones que están diseñadas para estallar al impactar contra el suelo, más de 100 países, entre ellos miembros de la OTAN como Francia y Alemania, se oponen a su uso y ratificaron la Convención sobre Municiones en Racimo, que entró en vigor en 2010 y de la que no forman parte Ucrania, Rusia y Estados Unidos.
El tratado contempla aspectos como la prohibición de su uso, producción, almacenamiento y transferencia, así como la destrucción de las reservas que cada país pudiera tener de ese tipo de armamento y la limpieza de las áreas que resultaran contaminadas.
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