«La decisión de la administración de Joe Biden de suministrar municiones de racimo al gobierno de Kiev está destinada a prolongar el conflicto en Ucrania y la guerra hasta el último ucraniano», afirmó la diplomática, citada por la agencia de noticias Sputnik.
Zajárova agregó que se trata de «un intento cínico de prolongar la agonía de las actuales autoridades ucranianas, independientemente de las bajas civiles».
«La entrega de las municiones de racimo es un gesto de desesperación y una prueba de impotencia ante el fracaso de la tan publicitada contraofensiva ucraniana», aseguró.
Según Zajárova, Washington es muy consciente de que las «promesas» de los ucranianos de usar estas armas «con cuidado y responsablemente, no valen nada y «los civiles estarán en peligro».
La portavoz advirtió que los elementos de las bombas de racimo «pueden permanecer sin explotar durante mucho tiempo y detonar después del fin de las hostilidades», como ocurrió tras su uso en el Medio Oriente y otras regiones del mundo.
«Al suministrar municiones de racimo, Washington, en realidad, será cómplice del minado del territorio y compartirá plenamente la responsabilidad sobre quienes morirán a causa de las explosiones, incluidos los niños rusos y ucranianos», enfatizó.
Zajárova subrayó que el envío de bombas de racimo a Kiev es «una implicación cada vez más profunda de Estados Unidos y sus satélites en las hostilidades» y exigió una respuesta adecuada por parte de la comunidad internacional.
«La comunidad internacional no tiene derecho a ignorar estos evidentes hechos y debe responder adecuadamente a ellos», recalcó.
El pasado viernes, el Departamento de Defensa estadounidense anunció una nueva asistencia militar para Ucrania que incluye municiones convencionales mejoradas de doble propósito, también conocidas como bombas de racimo.
Las bombas de racimo, también llamadas «cluster», de dispersión o fragmentación, son lanzadas en caída libre y contienen un dispositivo que al abrirse libera a su vez miles de pequeñas minibombas que se dispersan en un radio de hasta 400 metros.
La munición de racimo está prohibida por un convenio internacional ratificado por 123 países, entre los cuales no están Estados Unidos ni Ucrania.
El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, advirtió que los países occidentales que apoyan a Ucrania se están convirtiendo en parte del conflicto y cualquier cargamento con armas para Kiev pasará a ser un blanco legítimo para las Fuerzas Armadas rusas.
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