El fenómeno tiene el potencial de influir en la calidad del aire y debe poner sobre aviso a las personas que sufren de asma, alergias relacionadas con el polvo, sinusitis u otras enfermedades respiratorias, advirtió un reporte del diario Jamaica Observer.
Cada año, fundamentalmente en los meses de verano, nubes de polvo se levantan desde el continente africano y avanzan en dirección oeste, bajo el flujo de los vientos alisios y se propagan a través del océano Atlántico, hasta llegar al mar Caribe, el sudeste de Estados Unidos, México y Centroamérica.
Según expertos, son generadas por las tormentas de arena y polvo del desierto del Sahara y la región del Sahel que alcanzan alturas de tres a siete kilómetros, y suelen estar cargadas de material nocivo para la salud humana.
Acorde con el rotativo, el fenómeno desencadena alergias y, por lo tanto, pone a los asmáticos y otros individuos con determinadas patologías y con enfermedad pulmonar obstructiva crónica en alto riesgo durante este tiempo.
Añadió que, además, se puede experimentar irritación de la piel y los ojos, así como un riesgo de padecimientos transmitidos por el agua.
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