Por ejemplo, el líder de la mayoría en el Senado, el demócrata Chuck Schumer, tiene ante sí la tarea de aunar esfuerzos en torno a la propuesta del presidente Joe Biden de reducir, como anunció, el coste para los consumidores de insulina y medicamentos con receta.
Además, está pendiente el tema de profundizar en los requisitos éticos de la Corte Suprema, justo cuando hay controversias alrededor de ciertos miembros como el juez Clarence Thomas.
Una investigación publicada por el diario The New York Times reveló que el juez tuvo acceso a prebendas a través de las relaciones que entabló con miembros de la Asociación Horatio Alger de Estadounidenses Distinguidos.
Según el rotativo, la organización le dio acceso a amigos adinerados que obsequiaron a Thomas con retiros vacacionales y entradas VIP para acontecimientos deportivos, además de invitarle a fiestas.
La investigación descubrió que el magistrado recibía beneficios de los miembros de la asociación y de grandes donantes a causas conservadoras y que no dio a conocer muchos de los regalos y viajes de las dos últimas décadas que fueron denunciados por el Times.
Este informe llega en un momento en el que Thomas enfrenta críticas por una pesquisa de ProPublica que le aireó algunos trapos sucios como el haber recibió múltiples viajes de lujo del megadonante del Partido Republicano Harlan Crow sin referirse a ellos en los formularios de declaración de la situación financiera.
Otro reporte separado de ProPublica descubrió más tarde que Thomas tampoco notificó de un acuerdo inmobiliario que hizo con Crow en 2014.
Al respecto, el allegado del expresidente Donald Trump (2017-2021) dijo que le «aconsejaron» no hablar de esos viajes de lujo porque provenían de la «hospitalidad» de un amigo «cercano y personal».
A principios de este año se publicó una nueva normativa, entre otras regulaciones, que aclara que todos los jueces federales, incluidos los del Tribunal Supremo, están obligados a revelar los regalos y las estancias gratuitas en propiedades comerciales.
Por su parte, en la Cámara de Representantes, los republicanos se enfrentan a fuertes tensiones internas a su regreso a la capital del país.
La sorprendente salida del Freedom Caucus de Marjorie Taylor Greene (republicana de Georgia), una prolífica recaudadora de fondos y destacada legisladora conservadora, podría suponer nuevos quebraderos de cabeza para el presidente de la Cámara Baja, Kevin McCarthy.
Esta aparente purga marca un desarrollo sorprendente para Greene, un icono conservador y aliada cercana de Trump, apunt{o el diario The Hill.
McCarthy tenía en la congresista un cierto apoyo para protegerse de los ataques de sus propios colegas, señaló el medio especializado en tópicos políticos y del Congreso.
Tal incidente pone de relieve las fricciones entre los líderes del Partido Republicano y los conservadores de extrema derecha.
Este año se avecina una amenaza de cierre del Gobierno y un posible desafío a la presidencia en la Cámara Baja del republicano de California, vaticinan observadores citados por rotativo.
El domingo, Greene recurrió a Twitter para repetir sus llamamientos a destituir a Biden, al fiscal general, Merrick Garland, y al secretario de Seguridad Nacional Alejandro Mayorkas.
Incluso creó un ruido en su propio partido respecto al tema de la ayuda estadounidense a Ucrania cuando consideró que la decisión de Biden de enviar bombas de racimo a Kiev «puede ser un crimen de guerra».
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