De cara a esos 18 años de declaratoria como Patrimonio Cultural de la Humanidad, aquí se trabaja en dos grandes restauraciones de alto valor arquitectónico e histórico: el Palatino y el Palacio García de la Noceda.
El bar El Palatino, reinaugurado recientemente, es el edificio más antiguo del Centro Histórico y el único con influencia de la arquitectura trinitaria. En sus orígenes funcionó como vivienda y más tarde llegó a ser uno de los bares de más prestigio en la ciudad.
Esta edificación data de 1842, cuando comenzó a funcionar en calidad de vivienda. A inicios del siglo pasado, se estableció un café restaurante y una dulcería. Durante esa época se convirtió en centro de reuniones nocturnas con amplia participación de intelectuales y artistas.
En tanto el Palacio García de la Noceda es una construcción neoclásica, edificada en 1881 por el comerciante español José García de la Noceda. Es un edificio esquinero de ladrillos y azotea, con dos plantas, una torre-mirador al centro y rematado por una sencilla cúpula.
Posee dos niveles bien diferenciados: como almacén se utilizaba la primera planta; la segunda se usaba como vivienda y oficinas, distribución funcional típica del Siglo XIX. Se conoce también como Palacio Cacicedo.
La reparación capital del Palatino ya concluyó y una vez más presta servicios a la población, en tanto las obras continúan en el Palacio García de la Noceda, ambos como ejemplos de la excelencia en la conservación del núcleo urbano de esta ciudad fundada por colonos franceses en 1819.
En el documento que acredita como Patrimonio Mundial en 2005 este Centro Histórico explica en su Criterio IV: Cienfuegos es el primer y excepcional ejemplo de un conjunto arquitectónico representativo de las nuevas ideas de modernidad, higiene y orden, en el planeamiento urbano desarrollado en América Latina en el siglo XIX.
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