La exnúmero uno mundial júnior y finalista de Roland Garros con 19 años, se coronó campeona de Grand Slam en la superficie más improbable para ella, la hierba de Wimbledon.
En cuatro participaciones previas, solo en una ocasión pasó la primera ronda, así que este año nadie apostaba por la medallista de plata olímpica en Tokio 2020.
Sin embargo, tras deshacerse en las últimas rondas de la estadounidense Jessica Pegula y en semifinales de la ucraniana Elina Svitolina, se convirtió en la primera finalista no cabeza de serie en Wimbledon desde Billie Jean King en 1968.
En la final fue muy contundente al batir con un doble 6-4 a Jabeur, que encajó su tercera derrota por títulos de Grand Slam, tras perder aquí el año pasado contra la kazaja Elena Rybakina y con la polaca Iga Swiatek en el Abierto de Estados Unidos.
Con su número 42 en la clasificación mundial al comienzo del torneo, la checa se convierte también en la ganadora con la clasificación más baja de la historia, por delante de la estadounidense Venus Williams, que ocupaba el escaño 31 cuando venció a la francesa Marion Bartoli en 2007.
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