La víspera el medio ucraniano Strana.ua informó que el Tribunal del distrito Solómenski de Kiev cambió la medida cautelar dictada contra el abad, de un arresto domiciliario a la detención, con la posibilidad de pagar una fianza de 33 millones de grivnas (unos 893 mil 500 dólares).
Zajárova catalogó el arresto del jerarca de la canónica Iglesia Ortodoxa de Ucrania de «arbitrariedad política» y de muestra de «la ilegalidad jurídica que prevalece en Ucrania”, así como de «la violación sistemática y flagrante por Kiev de los derechos de los cristianos ortodoxos».
La diplomática recordó que esas acciones van en contra de muchos instrumentos jurídicos internacionales universalmente reconocidos, como la Carta de la ONU, la declaración universal de los derechos humanos, y la referente a la discriminación fundadas en la religión o las convicciones.
Según Zajárova, el «Tribunal» organizado por Kiev y las medidas tomadas para expulsar a los creyentes del monasterio más importante y antiguo de Ucrania son eslabones de una misma cadena.
«El objetivo de esas acciones consiste en destruir la Iglesia Ortodoxa Ucraniana canónica, que une a decenas de millones de personas», subrayó.
La portavoz de la Cancillería rusa lamentó además la ausencia de una reacción coherente a lo ocurrido por parte de las estructuras internacionales especializadas.
A su vez, el Patriarca de Moscú y toda Rusia, Kiril, instó a las Naciones Unidas, a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y a los primados de las iglesias a tomar medidas en defensa del abad del monasterio de las Cuevas.
La presión contra la Iglesia Ortodoxa de Ucrania canónica, la más grande del país, comenzó en la década de 1990, ante todo por parte de grupos nacionalistas y cismáticos.
Para 2018, ese proceso se convirtió en una campaña estatal a gran escala, y las autoridades crearon la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, compuesta por miembros de organizaciones cismáticas.
En esa fecha comenzó una campaña informativa contra la Iglesia Ortodoxa Ucraniana canónica, acompañada de desalojos masivos de los fieles de sus templos, y el registro de esos inmuebles como propiedad de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, con la aprobación de las autoridades.
El último episodio de esa lucha sin cuartel consiste en el intento de desalojar a los monjes del Monasterio de las Cuevas de Kiev, que debió culminar para el pasado 29 de marzo.
En el Monasterio de las Cuevas viven más de 200 monjes y novicios, cientos de futuros sacerdotes, estudiantes de la Academia Teológica de Kiev y del seminario.
También alberga el centro de control de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana canónica y la residencia de su primado, el metropolitano de Kiev y toda Ucrania, Onufri.
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