Si alguna vez hubo un lenguaje atemperado, desde hace un par de semanas no existe. Los llamados alarmistas predominan en el ambiente ante el inminente regreso al Palacio de la Moncloa del conservador Partido Popular (PP), pero acompañado de la ultraderecha de Vox.
Ya el combate no se controla en los puestos de mando. Las “tropas” salen al terreno y los socialistas mayoritarios en el actual Gobierno de Pedro Sánchez, junto con el resto de las franjas de izquierda, intentan revertir los pronósticos negativos.
Sólo una encuestadora, CIS, calificada cuando menos de sospechosa y cercana a Sánchez, le da alguna posibilidad al PSOE para repetir el éxito con su aliado ahora, el movimiento Sumar que encabeza la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.
Empero, los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) no parecen muy creíbles. Y aunque se instalada la idea de una suerte de bipartidismo (PP y PSOE), a todas luces ninguno podrá gobernar en solitario.
Desde Bruselas, donde lidera la Cumbre de la Unión Europea (UE) con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), Sánchez advirtió que de darse el pacto PP-Vox, España estaría enviando un mensaje de retroceso al ámbito de los Veintisiete.
El PP parece cada vez más consciente de que una alianza con la ultraderecha es una opción que profundiza las dudas del electorado, sobre todo porque ensayos así en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas ya reflejan lo pernicioso del negacionismo climático, de igual de género y xenófobo de sus socios.
De ahí que el portavoz del PP en el Senado, Javier Maroto, pidiera este lunes que tras el próximo 23 de julio haya un Gobierno alternativo al de Pedro Sánchez encabezado por el candidato del PP Alberto Núñez Feijóo.
En esa línea, reclamó que no se produzcan los bloqueos ni del propio Sánchez ni de Vox y respaldar a Núñez Feijóo por ser ‘el único voto que con garantías va a echar a Sánchez, va a permitir un cambio sólido en el Gobierno de España (…)”.
Por su lado, el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero calificó hoy en un acto en San Sebastián a Núñez Feijóo el ‘más de derechas de toda la historia del PP’.
El 23 de julio, España elegirá a través de los escaños parlamentarios un nuevo gobierno o la continuidad del actual, en un ejercicio en las urnas precedido por encendidas diatribas.
Hoy arranca una semana intensa con un debate a tres (y no a cuatro como debió ser) el miércoles en TVE con el actual jefe del Ejecutivo, el socialista Pedro Sánchez, la candidata del movimiento de izquierdas Sumar, Yolanda Díaz, y el líder de Vox, Santiago Abascal.
Intercambio de acusaciones, lonas gigantes colocadas en Madrid y otras ciudades de España y tonos muy subidos con foco en los votantes, agriaron la campaña hasta niveles insólitos, deslizándose con frecuencia las medias verdades o datos falsos para desbarrar del contrario.
Se ha instalado en la campaña las dudas sembradas por Núñez Feijóo, refrendadas de forma más incisiva por Abascal, de los votos por correo, a la usanza de Estados Unidos cuando Donald Trump lo hizo para descalificar a los demócratas de Joe Biden.
De tal forma, algunos medios no sólo cuestionan la validez del servicio que ofrece Correos de España, con más de dos millones 600 mil sufragios a tramitar de cara a los comicios, sino también culpan a Sánchez por la supuesta ineficacia de su labor.
En cualquier caso, los sondeos coinciden en que el PP conquistará la mayoría de los escaños parlamentarios. Necesitaría 176 para asumir en solitario el Gobierno, algo muy en duda en estos momentos.
mem/ft