«Repudiamos con vehemencia el uso de la fuerza para resolver disputas», afirmó Lula al intervenir en la jornada de apertura de la III Cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión Europea (UE).
Señaló que Brasil apoya iniciativas promovidas por distintos países y regiones, «en favor del cese inmediato de las hostilidades y de una paz negociada».
Para Lula, el conflicto en Ucrania resulta «una confirmación de que el Consejo de Seguridad la ONU no atiende a los actuales desafíos a la paz y a la seguridad».
Considero que apelar a sanciones y bloqueos, sin amparo del derecho internacional, sirve «apenas para penalizar a las poblaciones más vulnerables”, en alusión a medidas adoptadas por algunas naciones, incluyendo la alianza europea contra Moscú.
También en su discurso, el mandatario brasileño apuntó que las inquietudes ambientales no pueden ser utilizadas para justificar el proteccionismo comercial.
«La defensa de los valores ambientales, que todos compartimos, no puede ser excusa para el proteccionismo. El poder adquisitivo del Estado es una herramienta fundamental para las inversiones en salud, educación e innovación», precisó.
Advirtió que «proteger la Amazonia es un deber. Eliminaremos su deforestación para el 2030. Pero la selva tropical no puede ser vista solo como un santuario ecológico».
En la jornada, pero en horas más tempranas, el exsindicalista admitió que espera un cierre de 2023 con un acuerdo equilibrado entre el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la UE.
Durante su alocución de apertura en el foro económico que precede a la III Cumbre de la Celac y la UE, aseguró que Brasil va a cumplir su parte en la cuestión del clima.
«Tenemos un compromiso con la deforestación cero en el Amazonas hasta 2030. Este es un compromiso que asume antes, durante y después de una campaña política», refirió.
La negociación para el acuerdo entre la UE y el Mercosur (integrado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) concluyó parcialmente en 2019. Este año, sin embargo, los europeos enviaron una carta adicional que prevé sanciones en cuestiones ambientales, lo que Lula llegó a clasificar como amenaza.
Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea (brazo ejecutivo de la UE), Ursula von der Leyen, apuntó que un acuerdo entre los dos bloques estaba al alcance y que los europeos querían resolver «cualquier diferencia restante lo más rápido posible».
Anunció la inversión de 45 mil millones de euros en América Latina y el Caribe, en proyectos que van desde energía limpia a vacunas.
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