En el Centro Agrícola de la ciudad de Machala, en la provincia El Oro, los agricultores refirieron que las plantaciones de banano conocidas como Musácea, pueden soportar hasta 20 milímetros (mm) de precipitación, mientras que la variedad identificada como Meristemos, solo resisten hasta 15 mm de lluvias.
Los bananeros advirtieron que este hecho afectaría la productividad y por ello pidieron al Gobierno la implementación de acciones ante la llegada del evento climático.
En declaraciones al canal Teleamazonas, el presidente del Centro Agrícola Cantonal, Mauricio Ortiz, aseguró que han enviado oficios a la Prefectura solicitando ayuda de maquinaria para la limpieza de posibles zonas de riesgo.
Otra de las preocupaciones que aquejan a los productores en esa zona es la propagación de la plaga de la cigatoca negra y amarilla que afecta al 80 por ciento de la población bananera a nivel de país.
El sector bananero es un eje principal en el desarrollo económico de la nación sudamericana y en el mercado interno es un generador de fuentes de empleo, principalmente en las familias de la costa ecuatoriana.
De acuerdo con reportes de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Ecuador participa con más del 30 por ciento en las exportaciones mundiales de banano desde 2009.
Recientemente, el Ministerio de Agricultura y Ganadería aquí detalló que el sector agrícola fue el más afectado por el fenómeno El Niño de los años 1997 y 1998 en Ecuador.
Esta semana, el Comité Nacional para el Estudio del Fenómeno El Niño (Erfen) confirmó la persistencia del calentamiento de las aguas en el Pacífico central y en las costas ecuatorianas, hecho que evidencia el desarrollo del evento cálido El Niño, según expertos.
Un comunicado del Erfen reveló que el arribo continuo de ondas Kelvin a las costas ha contribuido con el aumento del nivel de las aguas en las costas del país andino entre 26 y 27 centímetros.
Los efectos de El Niño coincidirán con el cambio de Gobierno en el país, luego de las elecciones anticipadas del próximo 20 de agosto, aunque los preparativos para hacer frente al evento corresponden a la actual administración. De ocurrir el peor escenario previsto, los costos para Ecuador podrían ascender a cuatro mil millones de dólares.
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