No habrá cooperación entre la CDU y la AfD (Alternativa para Alemania), tuiteó Merz, quien provocó una oleada de indignación la víspera al declarar que si un alcalde de esa fuerza política resultara electo en alguna localidad, era «natural buscar formas para trabajar juntos».
Sus afirmaciones a la cadena pública ZDF causaron preocupación hasta en sus propias filas, en un país donde una hipotética cooperación con la extrema derecha es visto como un tabú desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
La formación de ultraderecha AfD goza de buenos resultados en las encuestas y logró franquear una nueva etapa en su ascenso en junio, con la elección de su primer alcalde a tiempo completo en la localidad de Raguhn-Jessnitz, en el este del país.
Una semana antes, el partido, creado en 2013 y abiertamente antiinmigración, se hizo también con su primer cantón en Sonneberg, en la región oriental de Turingia.
Las últimas encuestas colocan a AfD en segundo lugar a nivel nacional, por delante del partido socialdemócrata (SPD) del jefe de gobierno Olaf Scholz, y justo por detrás del conservador dirigido por Merz.
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