Bamako y Ouagadougou declararon desde el primer momento su apoyo al CNSP y con el envío de la comisión ahora reiteran la disposición de oponerse a la eventual operación militar de la Comisión de Estados de África Occidental (Cedeao) para reponer a Bazoum en el poder por la fuerza.
La Cedeao anunció la víspera que los planes para la intervención militar están listos, pero existen indicios de oposición a la intervención castrense tanto de países de la subregión, como Chad, y de otros más alejados, en particular Argelia.
Por su lado, las Fuerzas Armadas malienses anunciaron, a través de las redes sociales, que el propósito de la delegación conjunta es “mostrar la solidaridad de los dos países al pueblo hermano de Níger”.
Con el paso de las horas resulta evidente que el establecimiento del CNSP en Níger está relacionado con una tendencia cada vez más palmaria en África a cortar amarras con las expotencias coloniales, en particular Francia, cuyos intereses en Níger están centrados en las minas de uranio de este empobrecido país.
Sin embargo, esa no es la única arista del emergente contexto regional pues los gobiernos militares de Mali y Burkina Faso rehúsan sumarse a los intentos de su exmetrópoli, Francia, de hacerlos condenar a Rusia por su operación militar especial en Ucrania.
Meses atrás París y Washington lanzaron una ofensiva de encanto diplomático en el continente, pero lo único que sacaron en claro fue que los países visitados le recordaran que Moscú los ayudó a librarse del colonialismo francés, apoyado por sucesivos gobiernos estadounidenses.
Así, mientras en la superficie el centro de la crisis está localizado en la realización o no de la anunciada operación castrense del ente subregional, en el interior accionan fuerzas centrífugas y centrípetas en una sorda batalla por imponerse.
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