Este miércoles, el Consejo Nacional Electoral ofrecerá detalles sobre el plan de seguridad para los sufragios del próximo domingo 20 de agosto, un proceso que tendrá lugar en medio de la peor ola de violencia en la historia del país.
Las autoridades electorales, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, aseguraron la semana pasada que redoblarían los esfuerzos para evitar conflictos el día de la votación.
El asesinato del candidato a la jefatura del Ejecutivo Fernando Villavicencio en circunstancias poco claras es una evidencia más de la crisis de seguridad.
Ese hecho, unido al posterior debate televisado entre los otros aspirantes, influirán seguramente en el voto, que aquí es obligatorio.
Las dudas sobre quién podrá ganar rondan en el escenario nacional, donde la mayoría considera casi confirmado el puesto de Luisa González, la representante del movimiento Revolución Ciudadana, en una eventual segunda vuelta, sin embargo, su contendiente persiste como la mayor incertidumbre.
Al parecer estará entre alguno de los empresarios millonarios que se postularon, principalmente entre Jan Topic y Otto Sonnenholzner, el primero que se dice experto en temas de seguridad y el otro fue vicepresidente de Lenín Moreno y renunció en plena pandemia.
Aún está pendiente el anuncio oficial de la sustitución de Villavicencio por Christian Zurita, como solicitó el movimiento Construye.
Más allá de las especulaciones, la decisión está en manos de los 13,4 millones de ecuatorianos convocados a las urnas el domingo.
Prensa Latina constató que el mayor anhelo de la ciudadanía es poner freno a la delincuencia y el crimen organizado para evitar más muertes violentas y ver una economía próspera, con beneficios para las mayorías.
Ecuador puede llegar a los 40 asesinatos por cada 100 mil habitantes al cierre de 2023, sólo en esta campaña electoral han matado a seis candidatos o funcionarios electos, incluido Villavicencio.
Lo mismo un albañil que un comerciante reconocen que antes, en época del mandatario Rafael Correa (2007-2017), esta nación sudamericana estaba mucho mejor en todos los aspectos, pero sobre todo recuerdan cómo podían caminar por las calles sin temor a ser secuestrados, asaltados o extorsionados.
La muerte cruzada con la cual el presidente Guillermo Lasso disolvió la Asamblea Nacional (parlamento) y adelantó el fin de su mandato en medio de un juicio político, dio la oportunidad a los ecuatorianos de elegir un nuevo Gobierno por la vía democrática.
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